Sara Sancha Affonso , nació en 1899 en Lisboa (Portugal), se crió en la región del Miño en una modesta casa en Viana do Castelo, en el noroeste de Portugal, esos primeros años de su vida marcarían indeleblemente su obra, desarrollada en la línea de ese recuerdo de los paisajes, los azules, los pinares y las playas del Miño, su vida cotidiana y sus tradiciones. Asistió al Colégio de Nossa Senhora de Monserrate.
A su regreso a Lisboa con sus padres en 1915, estudió en la Escuela de Bellas Artes con Columbano Pinheiro , graduándose en 1922.
En 1924, pasó ocho meses en París asistiendo a conferencias en la Académie de la Grande Chaumière, en aquel ambiente quedó particularmente impresionada por una exposición de obras de Matisse , como puede verse en sus pinturas de 1924 “As Meninas” y “Anemones” que se encuentran en el Museu do Chiado de Lisboa.
Sarah participó en las Exposiciones de Otoño de la SNBA en 1925 y 1926 mientras trabajaba como ilustradora de libros infantiles y para la prensa. Sobre todo, dedicó su tiempo al bordado y tejido. Después de una exposición individual que obtuvo buen crítica en el Salón Bobonne en 1928, regresó a París, donde se ganó la vida cosiendo ropa.
Regresó a Lisboa en 1929, donde durante los siguientes años presentó obras en varias exposiciones colectivas, donde volvió a recibir críticas positivas. Integrada en el mundo del arte portugués, se convirtió en una de las primeras mujeres en asistir a las tertulias del café A Brasileira do Chiado
Unos años más tarde regresó a la aldea de su padre en la región del Miño, donde se inspiró en escenas que recuerdan sus años de infancia. Se la recuerda en particular por sus obras de este período, que representan a muchachas campesinas, ganado y colinas verdes, así como mujeres amamantando o trabajando en el campo.
Procesión (1934)
En 1934, contando 35 años, contrajo matrimonio con el pintor José de Almada Negreiros con quien tuvo dos hijos. Después de continuar pintando escenas de Minho en los primeros años de su matrimonio, pasó la mayor parte de su tiempo formando una familia, varias fueron las razones que la llevaron a abandonar la pintura a fines de la década de 1940. A la inseguridad profesional y la falta de condiciones laborales se sumaron las que socialmente se imponían a una madre joven. A finales de la década de 1950, volvió a la ilustración de libros. En 1953, formó parte de la delegación portuguesa en la Bienal de São Paulo.
Sus obras de vivos colores son alegóricas aparentemente ingenuas, a la vez que modernas en sus temas, referencias, síntesis de formas, contornos y composición definida con precisión. Affonso tenía un instinto etnográfico: su mirada estaba atraída por la vida rural consagrada por el tiempo, los rituales de los pescadores y las actividades de las mujeres y la infancia.
Sin título (1930)
En junio de 1982, el presidente de la República António Ramalho Eanes la honró con la Orden de Santiago de la Espada y una año después murió en su Lisboa natal. Desde entonces, su obra fue paulatinamente olvida, hasta que con motivo del centenario de su nacimiento, su trabajo fue redescubierto cuando se presentó en 2019 en el Museo Calouste Gulbenkian de Lisboa.
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