Mapi Rivera nació en Huesca el otoño de 1976. Se licenció en Bellas Artes en la Universidad de Barcelona y amplió sus estudios en la Universidad Saint Martins de Londres. Obtiene el Diploma de Estudios Avanzados, al cursar el doctorado “Arte y Pensamiento” y es Doctorada en Bellas Artes con la tesis «El sentido luminoso de la luz. Aproximaciones entre Creación y Experiencia “visionaria”.

La aparición (o la ausencia) de luz en una obra artística es el detonante que permite el acercamiento del espectador al objeto, la visión del espacio dentro y fuera de la obra determina su presencia, pero cuando la luz es precisamente el motivo principal, la perspectiva de la representación cambia totalmente. La luz en la pintura, en la escultura, en las performances, en las instalaciones artísticas… es fundamental, pero es precisamente en el video y en la fotografía la forma determinante de su ser.

Según profesionales del mundo fotográfico el momento mágico de la percepción visual es captar el rayo de luz, bien por una rendija, a través de algún artilugio en extraño ángulo o ingeniosamente proyectada como lo hace Soledad Sevilla en varias de sus obras, o un reflejo inesperado que multiplica elementos hasta el infinito en obras de Paloma Navares, también la luz artificial es un recurso de permanente investigación en la obra de Eugenia Balcells, pero la aparición inesperada de un relámpago en el objetivo es un instante realmente fascinante ya que, como es sabido, la luz es el elemento más veloz existente, naturalmente la óptica ha dado pasos de gigantes en este sentido, como también lo han hecho las técnicas de digitalización, pero la imagen congelada de un rayo nunca está exenta de emoción. Con ese momento trabajó el artista norteamericano recientemente fallecido Walter de María en su obra gigantesca “The Lightning Field” (Campo de relámpagos) de 1977”, pero hay una artista visual española que en esta materia tiene una obra realmente peculiar y sorprendente.

SINAPSIS serie primavera I. Fotografía y retoque digital. Campo de Fañanás, Huesca, 2014

Me estoy refiriendo a la aragonesa Mapi Rivera, si bien toda su obra respira sensibilidad no exenta de fuerza expresiva, se debe en gran parte a la incorporación de sus desnudos en un mundo natural, pero lo que realmente fascina de sus imágenes son las que corresponden a esa figuras femeninas que interactúan con rayos y que visualmente son destacadamente atractivas. Todo el conjunto aporta un cierto surrealismo cargado de misticismo que hacía decenios que no había vuelto a encontrar y que, de alguna forma, personalmente andaba buscando. La capacidad individual de percepción de la luz contienen un sentimiento tan íntimo que puede barajar sensaciones absolutamente dispares ante el mismo hecho en según el momentos en que se perciba.

Parece indudable que la fuerza expresiva del rayo pueda deberse a la naturaleza de sus muchas propiedades ya que desde las civilizaciones más remotas nos vienen evocando conceptos relacionados con la mitología, las supersticiones o las leyendas. El rayo de luz en una tormenta es un elemento tan potente que concretamente en la mitología griega era el propio Zeus quien los lanzaba y en otras culturas se le relaciona con el momento de la creación del hombre y la mujer. El cine y la literatura también se ha ocupado de ello y en este apartado no puedo dejar de citar el momento en el que el Frankstein de Mary Shelley es dotado de vida por medio de un rayo.

Beth, “Cuerpo de Oración”. Fotografía subacuática y retoque digital. 2016

Ese momento de la creación y el juego con el rayo es la parte más paradigmática en las obras que desde la unión de los conceptos naturaleza y electricidad (como ciencia) conecta magistralmente con la obra representada en las artes visuales, pero no en la forma en que Barbarelli da Castelfranco (Giorgione) lo hizo en “La Tempestad” en 1508 donde la mujer no interactúa con el elemento, sino con el tratamiento que Mapi Rivera plasma haciéndoles partícipes mientrass flotan en la ingravidez.

Página oficial de Mapi Rivera