Dolores Martínez de Anda, conocida en el mundo del arte como Lola Álvarez Bravo, nació en Jalisco (México) en 1903. A la edad de tres años sus padres se separaron, por lo se mudó a Ciudad de México.
Realizó estudios en el Colegio del Sagrado Corazón y el Colegio Francés; y a los doce años fue internada con las monjas teresianas, donde permaneció solo dos años.
En 1925 contrajo matrimonio con Manuel Álvarez Bravo y comenzaron a vivir en Oaxaca, lugar donde realizó sus primeras prácticas fotográficas. Dos años más tarde, regresaron a la Ciudad de México donde nació su hijo Manuel e instaló en su casa su primera galería, en ella expuso obras propias y de su esposo, así como algunos cuadros de sus amigos Orozco, Siqueiros, Tamayo y Frida Kahlo.
Obtuvo una mención en el concurso de fotografía de la fábrica de Cementos Tolteca. Organizó en conjunto con Manuel Álvarez Bravo, Rufino Tamayo y María Izquierdo, una exposición colectiva donde incluyó obras de artistas como Diego Rivera y Agustín Lazo. En 1934 se separó de Manuel Álvarez, aunque no se formalizó el divorcio hasta 1949.
En 1937 trabajó en el Laboratorio de arte del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM hasta 1939, año en que el proyecto del laboratorio desapareció, pero fue nombrada jefa del departamento de fotografía de la Dirección de Educación Extraescolar y Estética, presidida por Benito Coquet. Cuatro años después, el departamento cambió de nombre y trasladó su denominación legal a Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBA), donde Álvarez trabajó hasta 1971.
De la serie ‘Frida’ (1940)
Colección Manuel Álvarez Bravo.
Con el apoyo de Diego de Mesa y Juan Soriano creó su propio estudio de fotografía en el año de 1950. Ocho años después, Adolfo López Mateos, le extendió una invitación para que le acompañara en su comitiva en la cuarta etapa de su gira electoral, donde él se encontraba como candidato presidencial; al llegar el año de 1964 ya electo como Presidente de México, Adolfo López Mateos le entregó la placa conmemorativa e Insignia Clemente Orozco, la cual es otorgada por el estado de Jalisco y su Comité del Año de las Artes Plásticas.
El Baño. Ciudad de México (1940)
Colección particular
Inspirada por fotógrafos como Edward Weston, Tina Modotti, Henri Cartier Bresson entre otros, emprendió una carrera independiente que duró aproximadamente 50 años. Fotografió una amplia variedad de temas, tomando imágenes documentales de la vida cotidiana en pueblos de México y las calles de las ciudades, retratos de grandes líderes, de escultura prehispánica y arquitectura, entre muchos otros. Empezó a trabajar con el fotomontaje, fotomural y fotograma desde 1935.
Sirvan de ejemplo los retratos que reflejan el dolor emocional y físico de Kahlo durante el periodo en el que había sufrido repetidas cirugías.
Como parte de sus actividades en el Instituto Nacional de Bellas Artes hizo registro de obra de los pintores más destacados de la época; documento eventos culturales de teatro, danza, música y otros; montó exposiciones a lo largo del país; escribió un argumento para ballet «La doncella Ixquic» y el artículo «Ideales identificados, por la plástica»; y realizó diversos trabajos de manera independiente. Enseñó fotografía en la Academia de San Carlos en la Ciudad de México. Algunos de sus discípulos son Mariana Yampolsky y Raúl Abarca.
Lola Álvarez murió en 1993 en la Ciudad de México. Dejó su obra como legado al Center for Creative Photography (CCP) de la Universidad de Arizona en Tucson. Actualmente hay fotografías de Álvarez en las colecciones permanentes de museos que incluyen al Museum of Fine Arts de Houston y al MoMA en Nueva York.
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