Popova


Liubov Sergeevna Popova nació en el distrito Ivanovskoe de Moscú (Rusia) en 1889 en el seno de una familia de acomodados comerciantes amantes del arte.

Estudió en el Instituto de Arseniev y se formó como artista con Stanislav Zhukovsky, Konstantin Yuon e Ivan Dudin. Entre 1909 y 1911 viajó a Kiev (Ucrania), donde pudo estudiar la obra de Mikhail Vrubel; también se ilustró investigando la estética de las iglesias ortodoxas, especialmente en sus dorados íconos que de forma definitiva eran el arte institucional de la época, pero sus influencias fueron más complejas ya que en su viaje a Italia contactó con el primer arte del Renacimiento por el que siempre demostró abierta admiración.

Se instaló en Moscú en 1912 y en su estudio (conocido como La Torre) coincidió con figuras como Vladimir Tatlin y Alexei Grishchenko.

Un año más tarde consiguió recursos suficientes para viajar por la Europa occidental, se instaló provisionalmente en París donde se rindió al Cubismo y más tarde al Futurismo, interés que se incrementó con su viaje a Bretaña y en 1914 viajó de nuevo a Italia.

A su regreso a Moscú hizo de su taller un lugar de encuentro de artistas. En este período participó en varias exposiciones de los Suprematistas. Su pintura “El violín” de 1914 muestra el desarrollo del cubismo que tanto le había interesado en su viaje a Francia. La creación de un nuevo tipo de pintura formó parte del impulso revolucionario de la vanguardia rusa para rehacer el mundo y allí estaba Liubov.

El modelo (1913)

Popava también fue muy creativa realizando diseños textiles para Verbovka, la empresa de Natalia Davidova y también por su carácter activista, que la llevó a diseñar carteles para la campaña de propaganda soviética. Entre 1918 y 1919 su marido contrajo tifus y falleció, la artista resultó gravemente afectada por esa enfermedad, pero consiguió recuperarse aunque desafortunadamente quedó afectada por una deficiencia cardiaca que la marcó de por vida.

Al comienzo de la década de los veinte realizó la etapa más productiva de su carrera, participó en exposiciones constructivistas con el estilo más conocido de producción y que puede catalogarse dentro del arte utilitario: porcelanas, cubiertas de libros, escenografías y diseños de vestuario para teatro. También diseño tejidos y moda para la primera fábrica de estampado textil del estado de Moscú.

Falleció a los 35 años víctima de un brote de escarlatina que había provocado anteriormente la muerte a su hijo cuando se encontraba en el mejor momento de su actividad creativa, aunque su carrera quedó bruscamente interrumpida, su contribución fue una de las más importantes para la evolución de los conceptos contructivistas. Fue una inquieta y renovadora artista que no se limitó a las disciplinas tradicionales, recopiló en sus obras todas las influencias de su personal estudio sobre los movimientos artísticos fortaleciéndolas para transformarlas en una plataforma de su propio medio de expresión.

El violín (1914)

Sus obras fueron olvidadas hasta principios de los sesenta que fueron redescubiertas por Alfred H. Barr. Pese a su condición de mujer, junto a Kazimir Malevich, Vladimir Tatlin y Alexander Rodchenko, formó parte del cuarteto de artistas emblemático de la vanguardia rusa.


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