Emilia Rebollo Reyes nació (1841) en el barrio de El Perchel en Málaga. Se pueden encontrar dos etapas bien definidas en la trayectoria de Emilia. La primera de ellas se centra en el aprendizaje de la profesión de tapicera junto a su primer esposo Luis Bartolomé Alexandre, un tapicero francés con quien contrajo matrimonio siendo una adolescente y del que tuvo tres hijos.

Gracias a su colaboración en el negocio familiar, aprendió varias técnicas de tapizado aplicado al mobiliario y cortinajes. Posteriormente se especializó en el capitoné. Normalmente trabajó temas monocromáticos y en mayor medida temas florales, de vegetación y representaciones de animales. Todos estos temas eran representados en cuadros, mobiliarios, cortinaje e incluso en espejos y cristales. En cuanto a la tapicería utilizaba materiales como el brocado, la seda y el raso.

Tras la muerte de Luis Bartolomé, quedó viuda con tres hijos a los que tuvo que sustentar trabajando en el taller familiar junto con su hermano. A cargo de la cartera de clientes de su marido obtuvo un gran éxito.

En 1880 se volvió a casar con Antonio Juan Fort López, un ebanista granadino afincado en Málaga, que era propietario de un taller. Motivo por el que Emilia conoció el mundo de la ebanistería donde integró progresivamente sus creaciones de tapicería.

Vista de la exposición «Emilia Rebollo: artista malagueña de la tapicería y el estarcido en el siglo XIX” (2019). Trabajos de Bordado

Este segundo matrimonio fue el impulsor de su salto a la fama, pasando de ser artesana a ser artista, convirtiéndose en un prodigio de la tapicería a nivel internacional, pues expuso algunas de sus obras en lugares como Chicago (1893) y París (1900), recibiendo medallas en diferentes países del mundo.

Sus obras se caracterizan por utilizar técnicas como ensamblado de piezas y el efecto acolchado, que se conseguía atirantado la parte trasera de las obras con cordones. Estas técnicas conllevaron un deterioro en los dedos de la mano izquierda, perdiendo movilidad.

Detalle de bordado en la exposición «Emilia Rebollo: artista malagueña de la tapicería y el estarcido en el siglo XIX” (2019)

Esta circunstancia propició que la artista se reinventara intercalando estas técnicas con el Estarcido o Stencil, en su segunda etapa. Esta técnica consiste en la realización de unas plantillas elaboradas por ella misma colocadas sobre un soporte de madera, con una base negra, en la que se introduce la tinta. Era necesario repetir el proceso de la tinta hasta que se formase una composición monocroma de tonos ocres.

Emilia Rebollo definió estas composiciones como de “estilo japonés” con dos significados; el primero es la utilización de una técnica milenaria en sus trabajos con un aire totalmente diferente a lo establecido.

Vista de la exposición «Emilia Rebollo: artista malagueña de la tapicería y el estarcido en el siglo XIX” (2019). Trabajos de estarcido

El segundo es el acabado mediante capas de barniz que tienen un resultado parecido al lacado y era menos costoso y más solicitado por su clientela. Con esta nueva técnica pudo realizar composiciones complejas sin tener que repetir nunca modelos.

Emilia Rebollo de Fort falleció en su Málaga natal en 1915. Actualmente, sus obras descansan en el hogar donde residió gran parte de su vida: la Hacienda del Álamo.

Con la exposición temporal “Emilia Rebollo: artista malagueña de la tapicería y el estarcido en el siglo XIX” el Museo del Patrimonio Municipal de Málaga (MUPAM) en 2019, se consiguió dar a conocer su vida y obra, que habían permanecido en el olvido.

https://institutomujer.castillalamancha.es/sites/institutomujer.castillalamancha.es/files/documentos/paginas/archivos/mujeres_artistas-marionetas_de_papel_version_digital.pdf

https://es.wikipedia.org/wiki/Emilia_Rebollo_de_Fort