Mireille Suzanne Francette Porte (ORLAN) nació en 1947 en Saint-Etienne, Loira (Francia) vive y trabaja entre Los Ángeles, Nueva York y París.
Su trabajo, que abarca desde los años sesenta hasta la actualidad, parece escaparse a todo tipo de categorizaciones o corrientes estéticas. Su actividad “artística” comenzó en 1964 con la Acción” marche au ralenti» (marcha ralentizada) caminando tan despacio como le era posible entre las dos partes centrales de su ciudad natal Saint-Etienne. En esa época el trabajo de la artista no se distingue demasiado al de otras artistas feministas como Cindy Sherman que juegan a construirse múltiples y falsas identidades a través de la caracterización, la francesa trabajó principalmente con la performances y la fotografía cuestionando el imaginario femenino occidental construido desde la historia del arte. Concretamente en 1967 se retrató desnuda con tacones en unas escaleras, situando la cámara en un contrapicado que dejó una visión muy explícita de su sexo. El título de esta polémica obra no podía ser otra que «Desnudo bajando una escalera» como clara alusión a la homónima de Marcel Duchamp.
En su serie sobre el arte barroco la artista construyó un alter ego religioso: Sainte Orlan. Un personaje mitad virgen, mitad santa, a través del cual cuestionó también la identidad femenina creada por la iglesia y la historia del arte, pues el modelo al que imitaba es la escultura de Teresa de Jesús creada por Bernini. En una de sus obras más conocidas “Le baiser de l ́artiste” (El beso de la artista) Orlan se sientó detrás de una fotografía de tamaño natural de su busto desnudo a la manera de dispensador automático que daba besos a cambio de monedas a la derecha de la fotografía de Saint Orlan. Puta y santa, el dispositivo unía los dos arquetipos extremos sociales de la mujer occidental, donde el espectador podía decidir si encender una vela a la santa o pagar por un beso de la artista.
El beso de la artista (1977)
Durante más de 20 años, el trabajo de Orlan a puesto el foco sobre la eliminación de la brecha espectador-espectáculo. En una performance de 1978, titulada “Un estudio documental: el jefe de la medusa” que tuvo lugar en el Museo Ludwig de Aquisgrán, utilizó una lupa enorme para mostrar su vagina con la mitad de su vello púbico teñido de azul. Mientras, una pantalla de video mostraba la cabeza del hombre o la mujer que estaba a punto de mirarla. A la salida, el texto de Freud sobre la cabeza de la Medusa decía: «A la vista de la vulva, el mismo diablo huye”.
Con el título de “La reencarnación de Saint-Orlan” comenzó en 1990 el proyecto con el consiguió la fama mundial, consistente en una serie de cirugías plásticas a través de las cuales la artista se transformó en elementos de la pintura y de a escultura de las más afamadas mujeres. Como parte de su manifiesto «Carnal Art ‘ éstas operaciones fueron filmadas y difundidas en instituciones y Centros de Arte de todo el mundo, desde el Centro Georges Pompidou a la Gehring Galería de Sandra en Nueva York, entendiendo que la cirugía plástica es una forma de intervenir directamente, no solo sobre el cuerpo, sino también sobre la identidad de la artista que no se conformó con lo que la naturaleza le había otorgado de manera genética, ni con lo que la sociedad le ha impuesto a través de la cultura.
“No dudamos en ponernos una prótesis de cadera si lo necesitamos, pero pensamos que en la apariencia tenemos que se felices con lo que tenemos por defecto”
Carnal Art (2000)
Sus operaciones son una suerte de liberación, un intento de crearse a sí misma gracias a la tecnología, destruyendo cualquier rastro de identidad impostada. Su objetivo en estas cirugías es adquirir el ideal de belleza femenina según lo representado por los artistas masculinos. Con la barbilla de la Venus de Botticelli, la nariz de la Psique de Gérôme, los labios de François Boucherla Europa de Boycher, los ojos de Diana en una obra del Siglo XVI de la Escuela de Fontainebleau y la frente de la Mona Lisa de Leonardo da Vinci.
Estos personajes no fueron seleccionados por la artista por los cánones de belleza que representan sino por las historias a las que se les asocia. Eligió Diana, porque ella es inferior a los dioses y a los hombres, Mona Lisa, debido al canon de belleza, o anti-belleza que representa; Psique por la fragilidad y vulnerabilidad en su alma; Venus, por la belleza carnal y Europa por su actitud aventurera. Las operaciones de Orlan son mucho más que el resultado final de su aspecto estético. La artista las concibe como una suerte de obra de arte total, con su quirófano-escenario, música, disfraces, máscaras teatrales, médicos vestidos por diseñadores de alta costura, lecturas dramatizadas, así como fotógrafos y operadores de cámara que dejan registro de todos los detalles de estas operaciones espectacularizadas.
Durante las operaciones, la propia Orlan recita textos, mientras los cirujanos, vestidos por Paco Rabanne, Franck Sorbier, Issey Miyaké o Lan Vu, siguen al piel de la letra la coreografía planificada por la artista que actua a modo de directora de orquesta y de productora de sí misma. Como en un carnaval kitsch posmoderno (carnaval viene de la palabra italiana canevale, que viene del latín carne levare “quitar la carne”), los espectadores pueden contemplar a través de la cámara de televisión a la artista en pose relajada con el rostro sereno, sonriendo y hablando, mientras los bisturíes abren y levantan su piel.
Con sus gafas tipo le Corbusier, diseñadas por ella misma, sus implantes en la frente, sus operaciones y su peinado monstruoso, Orlan se erige como una escultura viviente, una artista que auto-esculpe su propio cuerpo en un acto demiurgico de crearse a sí misma al margen de convenciones histórico-sociales.
Las prácticas de Orlan han sido duramente criticadas por sectores feministas debido a que sus objetivos y métodos, en lugar de condenar la cirugía estética, la incorpora en su discurso de identidad.
Actualmente es profesora en la Nacional Superior Écie d´Arts de Cegy-Pontoise, trabajo que simultanea con el de dirigir a un grupo de artistas y con un teórico de las biotecnologías en un laboratorio australiano donde se cultivan células.
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