Marie Ellenrieder nació en Constanza (Alemania) en 1791, hija de Konrad Ellenrieder y Anna Maria Herrmann, y nieta de Franz Ludwig Herrmann. Estudió durante tres años con el pintor de miniaturas Joseph Einsle antes de comenzar sus estudios académicos. En 1813 fue aceptada en la Academia de Munich. Este hecho la convierte en la primera mujer admitida en una academia de arte en Alemania.
Influenciada por el Barroco y el Romanticismo, sus primeras obras muestran una preferencia por el uso deliberado de la luz emergiendo de un fondo oscuro, pinceladas amplias y colores vivos.
El período comprendido entre 1817 y 1822 fue el más productivo de su carrera, creando sus primeros lienzos religiosos. Ellenrieder se anticipó al retrato realista de la segunda mitad del siglo XIX. Sus primeros retratos, en su mayoría de medio cuerpo y en parte de perfil, mostraban a la clase media de su familia y su hogar, con un entusiasmo que le permitió captar las cualidades particulares de las personas y se describió como una joven vivaz, segura de sí misma y feliz en sus autorretratos.
A partir de 1818, comenzó a recibir encargos de la realeza (retratos de la princesa Jablonowska, Karl Egon II y Amalie von Fürstenberg) y dos años más tarde fue llamada a la corte de Baden en Karlsruhe para pintar los retratos del Margrave Leopoldo y la Margravina Sofía von Baden. Ese mismo años ta,bién fue la primera mujer en recibir el encargo de la decoración de una iglesia católica en Baden. En estas pinturas se refleja su alma religiosa en incesante busca de pureza e idealismo.
Ellenrieder viajó a Italia, donde permaneció varios años. Conoció la colonia de artistas alemanes alrededor de Friedrich Overbeck. Su manera de pintar cambió completamente como resultado de su influencia del arte Renacentista, especialmente de Rafael y Perugino.
María con el niño Jesús (1822)
Su obra principal de este período es una pintura casi a tamaño natural de la Virgen María con el Niño Jesús (1824, Staatliche Kunsthalle, Karlsruhe). La estructura, formas y colores de la obra revelan un estudio intensivo de las obras de Rafael. La pintura fue muy elogiada por la crítica contemporánea.
Decepcionada por la falta de reconocimiento de otros artistas alemanes en Roma, Ellenrieder regresó a Constanza, donde su tendencia hacia la depresión se hizo más prominente. Salió de Italia con la intención de poner su arte al servicio de la religión y solo aceptó encargos de retratos si venían de la corte del Gran Duque. Se convirtió en la artista religiosa femenina más popular en el suroeste de Alemania.
En 1828 recibió la honorable comisión de pintar una enorme obra para el altar mayor de la La iglesia de San Esteban en Karlsruhe, el Martirio de San Esteban. Este trabajo fue decisivo para su nombramiento como pintora de la corte.
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En la última década de su vida tuvo un renovado estallido de creatividad, pintando algunos retablos y al menos 23 óleos, pero la calidad artística de sus primeros años parece haberse perdido, aunque creó su obra maestra con el retrato en colores pastel de las Tres jóvenes condesas Douglas.
María con el niño Jesús de la mano (1824)
Marie Ellenrieder no contrajo matrimonio ni tuvo hijos. Dedicó toda su vida a la pintura, pero no tuvo sucesores artísticos. Murió en su Constanza natal en 1863.
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