Anna Bilińska nació en Zlotopole (Ucrania) en 1857. Fue hija de un médico polaco afincado en ese país, donde pasó su infancia. Después de que su familia se mudara a Varsovia, estudió en el conservatorio de música durante dos años, antes de inscribirse en una escuela privada de pintura dirigida por Wojciech Gerson. Ya en 1876 comenzó a exponer sus obras en la Sociedad para el Fomento de las Bellas Artes (Zachęta) y sus primeros trabajos ganaron el favor por parte de la crítica.
Autorretrato (detalle) (1887)
Museo Nacional de Cracovia
Los bocetos de las composiciones históricas y bíblicas que Bilińska creó en su juventud muestran ya una expresión audaz de yuxtaposición intuitiva de los colores.
En el año 1882 acompañó a una amiga a un viaje por Múnich, Salzburgo, Viena y el norte de Italia. Durante ese tiempo visitó museos y galerías de arte. En ese mismo año, marchó a estudiar a París, concretamente en la Académie Julian, ganando en ese mismo año el segundo premio en un concurso organizado por la propia academia. Una institución que suponía la única alternativa de formación artística para mujeres, ya que las academias públicas francesas lo prohibieron expresamente hasta el año 1897. Además, las estudiantes tenían la oportunidad de pintar desnudos masculinos, aunque cubiertas sus partes íntimas con una pequeña prenda, un aprendizaje importante ya que podrían realizar pintura heroica y mitológica que era la realmente valorada en los concursos públicos.
Al morir su padre, tuvo que comenzar a ganarse la vida dando clases de dibujo y vendiendo sus cuadros. Con el tiempo dejó de pagar las que recibía de Rodolphe Julian y comenzó a trabajar en su taller con un cargo de responsabilidad, precisamente en la misma academia en la que también se formó la pintora María Bashkirtseff y que inmortalizó en su obra de 1881 “El atelier de mujeres de la Académie Julian”.
A la pena que supuso quedarse huérfana se sumó la muerte en 1884 de una de sus mejores amigas, Klementyna Krassowska, cayendo en un grave estado depresivo por lo que se trasladó a Pourville, en Hautot-sur-Mer, Normandía, para ser cuidada por su amiga, la pintora María Gażycz.
Hombre viejo con un libro (1890)
Galería Municipal de Arte de Leópolis
Anna utilizó diferentes técnicas pictóricas: óleos, pasteles y acuarelas para crear retratos, bodegones, escenas de género y paisajes al estilo del realismo europeo. En todas sus obras muestra un gran dominio profesional como lo es en sus estudios académicos de modelos, que sorprenden por su enfoque sintético de la forma y su tratamiento informal. La producción de su madurez se compone principalmente de retratos y estudios étnicos, una temática en boga en aquellos momentos entre los que destacan “Cabeza de un serbio” de 1884 y “Viejo con un libro” de 1890. Sus retratos por encargo muestran una elegancia exquisita, sin pretensiones y una discreta moderación en las caracterizaciones psicológicas, con gran precisión en el dibujo y una cuidada sofisticación en la combinación de colores, técnicamente cabe destacar su dominio en plasmar las texturas de las telas.
La producción de Anna es de estilo realista por la facilidad natural de la composición y, sobre todo, por ser capaz de captar el estado mental de la persona retratada de manera simple, sin ninguna idealización y eso incluye sus dos autorretratos.
En 1884 pintó “Retrato de una Negra”, una obra que representa a una modelo semidesnuda de piel oscura, que personifica un nuevo canon exótico de belleza, fuerza y feminidad, el cuadro tiene un recorrido físico realmente apasionante. Hasta 1933 “Retrato de una negra” formó parte de la colección personal del conocido coleccionista polaco Dominik Witke-Jeżewski.
Una negra (1884)
Museo Nacional de Varsovia
En agosto de 1933 la pintura fue entregada en exhibición al Museo Nacional de Varsovia que optó por comprarla en 1939. La pintura fue robada durante los saqueos de la Segunda Guerra Mundial. Más tarde apareció en la subasta de una tienda de antigüedades de Munich y volvió a convertirse en parte de una colección privada. En el 2011 reapareció en la casa de subastas Villa Grisebach de Berlín y finalmente en marzo del 2012, la pintura volvió a Polonia y se incorporó a la colección del Museo Nacional de Varsovia.
Residió en Francia hasta 1892, año en el que se casó con el médico, Anthony Bohdanowicz, apellido que adoptó artísticamente seguido del suyo, por lo que es actualmente conocida como Anna Bilińska-Bohdanowicz. El final de esta gran mujer es triste, volvió a Varsovia con la intención de abrir una escuela de pintura para mujeres, siguiendo el camino trazado por las academias parisinas, pero al año de su vuelta Anna murió de un repentino ataque de corazón.
http://www.heroinas.net/2017/11/anna-bilinska-bohdanowicz-pintora-polaca.html
http://culture.pl/pl/tworca/anna-bilinska-bohdanowicz
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