Nació en Kinshasa (República Democrática del Congo) en 1977, en el seno de una familia muy comprometida políticamente y en 1984 emigró a París (Francia) exiliada. Con sus obras muestra la historia de su gente, de su tierra natal; una antigua colonia belga convertida en dictadura después de que los estados africanos obtuvieran su independencia en los años sesenta. La esclavitud, el genocidio y las guerras internas son otros de los focos importantes de su trabajo.
En 2002, Michèle Magema se graduó en Bellas Artes de l’Ecole Nationale Supérieure d’Arts de París-Cergy, una de las cinco escuelas nacionales de arte en Francia, dirigida por el Ministerio de Cultura. Al finalizar sus estudios, viajó a Corea del Sur para obtener una residencia de post grado, seguida de otra residencia de Ifritry – Centre d’Art Contemporain d’Essaouira – en Marruecos.
Con experiencia previa en las artes plásticas, Michèle Magema comenzó su carrera como pintora, para continuar con vídeo, performance, fotografía y finalmente mezclar varias disciplinas con textos, pero ha encontrado en el vídeo su soporte idóneo para la libre expresión poética, social y política, siendo ella misma el personaje central de las acciones que transcurren en las grabaciones.
El arte de Michèle Magema ha sido influenciado por muchas disciplinas y artistas: en literatura y poesía por Baudelaire , Victor Hugo, Maya Angelou; desde el cine experimental se ha inspirado en Antonioni, Fellini, Rossilini, así como de mujeres de la talla de Pipilotti Rist, Cindy Sherman, Ana Mendieta, Eva Hesse, Gina Pane o Renée Green.
Portada de la revista N PARADOXA
international feminist art journal
nº 31 África y sus diásporas
En su obra también está presente el encuentro entre la cultura de su
Las obras de Michèle se encuentran en la zona emocional intermedia entre las historias individuales, la historia en general y la historia del arte. Intenta establecer un diálogo permanente entre sus propias vivencias y recuerdos con la memoria colectiva de los espectadores al abordar diferentes temas como el feminismo, la sociología, la política y la mitología. La presencia o ausencia del cuerpo está siempre en el centro de su trabajo.
Congo natal y la de su Francia de adopción, la sociedad y la política, pero también con el existencialismo y la antropología.
La identidad femenina ocupa un papel importante en su obra, representa a la mujer como metáfora de la humanidad y a su vez como imagen de una nueva identidad totalmente separada del exotismo e impregnada de toda femineidad.
En «Derrière la mer» (Detrás del mar) del 2013, homenajeó a mujeres del norte de Kivu, una comarca de su país natal, en el que se utiliza la violación como arma de guerra, se trata un conflicto armado que dura ya más de dos décadas y que afecta a un incalculable número de mujeres.La violación es una estrategia de guerra de los grupos armados para desmoralizar al enemigo.
Pero también es un abuso de poder que ejercen normalmente los hombres sobre las mujeres. Las agresiones sexuales tales como secuestro, asesinato, saqueo, esclavitud o violencia explícita, son el resultado de la discriminación estructural y cultural de las mujeres, y ese esencialmente utilizada en los casos de guerra.
Una de sus obras más conocidas de Michèle es «Oyé Oyé» del 2004, se trata de una confrontación entre dos pantallas, la primera que presenta en blanco y negro al asistente principal de Mobutu, como un rey, ante un desfile oficial; la segunda muestra en color a la artista vestida con el uniforme escolar obligatorio recreado de los recuerdos de su infancia.
Cycles (triangle) (2008)
En un vestido azul cruzado por una banda blanca diagonal, la artista, cuyo rostro está deliberadamente oculto por un marco centrado en su cuerpo, simula una marcha militar. Al burlarse de las obligaciones diarias impuestas, la artista establece una crítica a este último. La marcha militar es ridiculizada, como la postura adoptada por Mobutu. Una crítica a la dictadura, pero también al uso de cuerpos de mujeres para servir de propaganda. El anonimato que mantiene oculta su cara puede ser cualquier mujer de este período. El cuerpo Michèle lleva un eslogan feminista de fines de la década de 1960 «lo personal es político».
Además de ser artista residente en la Cité internationale des arts de París, ha participado en la Exposición de remezclas de África. Su trabajo ha sido expuesto en la exposición Global Feminisms en el Museo de Brooklyn, el Museo Hirshoron y el Jardín de Esculturas de Wahsington D.C. Actualmente reside en Nevers (Francia). En España hemos podido ver parte de su obra en la exposición coletiva «El iris de Lucy».
Michèle Mangema ha ganado varios premios, entre los que se cuenta el primer premio de la Bienal de Dakar 2004 y el Premio IFAA 2014 de la Bienal de Yango. Algunas de sus obras se encuentran en colecciones privadas de arte contemporáneo, incluida la Colección Sindika Dokolo en Luanda (Angola), Tervuren Contemporary Colección (Bélgica) y la Artothèque Villeurbanne (Francia).
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