Nació en 1840 en Argenton, en la Bretaña Francesa, de soltera Marie Quivoron, fue una artista precoz que siendo alumna del taller de Ingres, conoció en 1869 al grabador y pintor Félix Bracquemond, con el que se casó ese mismo año.
Las copias que realizó de las obras de los antiguos maestros del Museo del Louvre fueron su formación y marcaron toda su vida y constituyen la base de su aprendizaje.
El periodo histórico que le tocó vivir estuvo marcado por el gobierno de Napoleón Bonaparte, que restauró territorialmente el imperio que Carlomagno, formando, y extendiendo los dominios territoriales de Francia hasta la frontera rusa, circunstancia que influyó de manera decisiva en todos los campos sociales, en el que la cultura no estuvo exenta.
Se casó con el también pintor Félix Bracquemond pese a la oposición de su madre. En 1870 tuvieron su único hijo, Pierre. Debido a la escasez de buena atención médica durante la Guerra de 1870, la delicada salud de Marie se deterioró después del nacimiento de su hijo. Gran parte de lo que se sabe de la vida personal de los Bracquemond proviene de una breve biografía inédita de su hijo titulada «La Vie de Félix et Marie Bracquemond».
En la terraza (1880)
La relación con su marido fue muy controvertida, él fue quien le puso en contacto con con el poeta y crítico del arte Charles Baulelaire y con el gran pintor Eduard Manet. Desde ese momento Marie, desafiando el arte académico de su tiempo, se integró en el grupo de los impresionistas, con los que participó en las exposiciones de los años 1879, 1880 y 1886. En las dos primeras también participó su marido, no así en la tercera. Para entonces el matrimonio se había distanciado, tanto desde el punto de vista artístico como personal.
La influencia de Monet y de Degas, principalmente, se aprecia con una pincelada más abierta, los tonos de color más intensos, y un trazo vaporoso y etéreo típicamente impresionista, que a su marido cada vez le iba gustando menos. La pintura de Marie Bracquemond encuentra la sensibilidad cone el tratamiento que hace sobre todo en la sensualidad y lirismo, la elegancia en las posturas, el trazo fluido y los colores delicados. En sus últimas obras no obstante, tiende a una pintura más abocetada, de formas menos descriptivas pero más expresivas.
Le goûter (1880)
La trayectoria de Félix Bracquemond fue distinta. Se dedicó principalmente al trabajo del grabado, en el que consiguió un notable prestigio, y fue también amigo de muchos pintores impresionistas a los que apoyó desinteresadamente, por eso sorprende su crítica al trabajo de su mujer, detrás de lo cual hay una postura muy repetida en muchos otros casos de celos y envidias, consecuencia de no aceptar el reconocimiento que ella estaba alcanzando y que amenazaba con eclipsarlo.
Murió en Sèvres (Francia) en 1916.
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