Cady Noland nació en 1956 en Washington (Estados Unidos), hija del pintor Kenneth Noland, se licenció en el Sarah Lawrence College, Bronxville, Nueva York. Vive y trabaja en la ciudad de Nueva York.

Noland surgió a finales de los 80 y principios de los 90 como una fuerza en el arte contemporáneo con sus valientes críticas a la cultura material e ideológica de Estados Unidos, lo que denomina «La pesadilla americana», aspectos de esa cultura que considera tóxica, como el ascenso social, el glamour, la celebridad, la violencia y la muerte. Noland ha tratado esos temas de restricción, tanto física como mental, utilizando a menudo el metal para evocar sensaciones de unión o separación.Oozewald (1989)

La obra de Noland también estudia el paisaje social estadounidense y representa la identidad social del país en fragmentos. También realiza esculturas motivadas por el tema de la humillación que, en parte, habita en la conciencia colectiva. Todo ello en relación con la institución, la contención y la movilidad.

Oozewald (1989)

Patty Hearst y su abuelo, el magnate de la prensa William Randolph Hearst, han sido figuras recurrentes en la obra de Noland, que ha utilizado la historia de Patty como víctima de un secuestro que más tarde se unió a sus secuestradores -el Ejército Simbionés de Liberación- en varios crímenes de gran repercusión, así como el papel de su abuelo como arquitecto del panorama mediático estadounidense contemporáneo, para explorar temas como la propaganda, el lavado de cerebro y la psicopatía.

Cady Noland   Al igual que las de artistas como Mike Scott y Laurie Parsons, las pinturas de Noland se resisten a la interpretación. Con la apropiación, el papel de la fotografía de prensa se amplió en un país de posguerra que se entendía y exportaba a sí mismo a través de imágenes. Es conocida por replantear la foto de la que se apropia a través de la materialidad de la propia imagen. A continuación, la transfiere mediante serigrafía de la fuente a la superficie. Según la artista reproducir la imagen es insertarla en una categoría de conocimiento y comprensión, que se transforma mediante un continuo retorno.

Tanya como bandida (1989)

Noland estableció el récord del precio más alto jamás pagado por una obra de arte de una mujer viva (6,6 millones de dólares) con “Oozewald” (1989), vendida en Sotheby’s.

Su obra se ha expuesto en museos y exposiciones como la Bienal del Whitney de 1991 y la Documenta 9 de Kassel (Alemania).  Curiosamente Cady Noland es conocida por su reticencia a ser identificada públicamente, ya que sólo ha permitido que se haga pública una fotografía suya.

Actualmente vive y trabaja en la ciudad de Nueva York

https://en.wikipedia.org/wiki/Cady_Noland