Ana Lilia Martín Rodríguez nació en La Palma, en 1963. Es licenciada en Bellas Artes, en la especialidad de Escultura, por la Universidad de La Laguna. Asimismo, es profesora de Artes Plásticas y Diseño en Enseñanza Secundaria y desde 1989 imparte clases en la Escuela de Arte y Superior de Diseño Fernando Estévez de Santa Cruz de Tenerife.
Su vocación artística siempre ha estado ligada al dibujo y a la escultura.
En la producción artística de esta autora, presentada a lo largo de los años, ha destacado la representación del rostro del ser humano, con su amplia variedad de gestos y expresiones; obras que reflejan el devenir de la existencia que abarca desde la imagen de una niña que contempla el horizonte infinito, una hermosa joven en su plenitud, y una anciana, cuyo cuerpo ha sido vencido finalmente por el tiempo; y altorrelieves que forman diferentes fragmentos de una cara como el detalle de unos labios, una inquietante mirada que observa nuestros movimientos desde el barro primigenio y la insinuante forma del arco de unas cejas que se vislumbra a través del otro lado del espejo de la realidad.
Durante su carrera, Ana Lilia Martín ha sorprendido al público por su sensibilidad y su intensa percepción del ser humano. Además, ha conseguido definir un lenguaje propio que se refleja en una obra caracterizada por su intimismo y su fuerza poética. A través de sus piezas, invita al espectador a adentrarse en su universo creativo donde sobresale su profunda fascinación por la figura humana.
Llegará la primera flor (2019)
Desde principios de los años ochenta la artista ha participado en numerosas exposiciones colectivas, entre las que destacan la «XIX Bienal de Bellas Artes», realizada en 1987, en el Gabinete Literario, en Las Palmas de Gran Canaria; la «V Bienal Regional de Arte Villa de Teror», que se celebró en 1988; y «La Atlántida», que tuvo lugar en el Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife en 1991.
Desde sus primeras obras Ana Lilia ha explorado el universo de las infinitas metáforas sobre los estados de ánimo expresados en el cuerpo. Toma la energía del deseo sensual como la imagen de una naturaleza fértil y satisfecha que se afirma en la aceptación de su temporalidad para celebrar la plenitud de la vida. Formas gloriosas extraordinariamente modeladas en cálida tierra y en las que se exhibe la rotunda necesidad del perpetuar en el instante lo que somos. Hay en muchas de sus piezas una cierta expresión de melancolía.
Resurge lo bello, a pesar de todo (2019)
Ha obtenido diferentes galardones en distintos certámenes como el Tercer Premio de escultura en la «IV Bienal Regional Villa de Teror» (1986), el Tercer Premio en el «III Certamen Regional de Artes Plásticas para Jóvenes» del Gobierno de Canarias (1987) y el Segundo Premio en el «Concurso Nacional para la construcción de un monumento a Cristóbal Colón» (1987). Además, sus obras se encuentran presentes en colecciones de distintos puntos de la geografía nacional e internacional.
Extractado de LA OBRA ESCULTÓRICA DE ANA LILIA MARTÍN: LA FASCINACIÓN POR LA FIGURA HUMANA de Orlando Betancor.
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