Olga Suvorova


Nació en San Petersburgo (Rusia) en 1966, desde muy temprana edad destacó en la pintura con cuadros que están claramente influenciados por sus padres, Igor y Natalia, ambos artistas famosos en su ciudad, que a día de hoy se les considera en Rusia como una verdadera dinastía artística.

El padre, Igor Suvorov, es un artista aclamado por sus paisajes, algunos se conservan en el Museo Estatal Ruso y decoran la exposición de historia del Museo de San Petersburgo. La madre, Natalia Suvorova, es una pintora que destaca por el uso del color en la representación de flores y paisajes rusos, que forman parte de las colecciones de diecisiete museos importantes de la antigua Unión Soviética.

En 1988 Olga se graduó en la prestigiosa Academia de Bellas Artes de Repin en San Petersburgo, la misma en la que se graduaron sus padres. Una de las academias más prestigiosas del mundo, que abrió su primera sucursal extranjera en Italia, en Florencia, a principios del 2018. La elección de Florencia se debe a los artistas florentinos que vivieron y trabajaron en San Petersburgo desde el siglo XV. Olga ganó una medalla de oro por su tesis sobre la composición monumental. También recibió el premio «Artista» entregado por el presidente Yeltsin en un concurso en el que estuvieron presentes tres mil artistas.

Annunciation

Su trabajo es un referente desde los años 90 dentro y fuera de Rusia, caracterizado por su estilo de complejidad cromática y también de un preciosismo propio de los pintores venecianos del renacimiento, se valora especialmente el carácter floral, las aves y el tratamiento preciosista de las telas que cuida especialmente, la recreación de estampados y los motivos textiles.

Olga Suvorova conecta con sus raíces rusas y hace suya la herencia de los iconos ortodoxos de su país. En muchas de sus obras recurre a los personajes de la comedia del arte, especialmente el Arlequín, pieza central en muchos de sus lienzos. En otras obras se representan hombres y mujeres que se atavían con intrincados vestidos de gala y trajes de época en un entorno opulento. Lo que los hace contemporáneos es el uso del color: brillante, ultra saturado y expresivo, con tonos de turquesa y coral mezclados de una manera que nunca verías en el arte centenario.

La producción de Olga Suvorova está dirigida al espectador con amabilidad y alegría, que queda deslumbrado por la belleza y la calidez, por la atención a los detalles, hasta el punto de cuestionar si realmente son sólo pintura.

Friends

Los personajes son hieráticos, lo que resulta una de las características más atractivas de esta pintura en la que se generan ambientes en los que los personajes no conectan, ni interactúan, ni conversan entre ellos. Los temas cabalgan entre la religión (especialmente ángeles y anunciaciones) y la alta sociedad. También abundan las representaciones históricas y de mujeres en escenas de jardín, en las que a menudo aparece un gato.

El reconocimiento a esta pintora es internacional y su obra ha podido verse en numerosas exposiciones, ha expuesto en Italia, Alemania, Suecia, Finlandia, Francia, Gran Bretaña, Irlanda, China y los Estados Unidos, y su obra se encuentra en numerosas colecciones y expone regularmente en París y Londres.

Las pinturas de la artista rusa  no dejan indiferentes a nadie: a amantes del barroco por pura admiración y a minimalistas por el abrumador exceso.

 

 

 

 


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