Yayoi Kusama nació en Nagano (Japón) en 1929, en el seno de una familia de clase media alta, dedicada al comercio de semillas. Tuvo una infancia muy complicada ya que desde muy pequeña sufrió alucinaciones y pensamientos severamente obsesivos con tendencias suicidas, también declaró haber sufrido abuso físico por parte de su madre.

A los 18 años se fue de la casa familiar para entrar en la Escuela Municipal de Artes y Artesanías de Kyoto, lo que la llevó a estudiar Nihonga (pinturas de estilo japonés) en Kyoto. Frustrada con este estilo tradicional del país nipón, se interesó por las vanguardias que se estaban imponiendo en aquellos momentos en Europa y Estados Unidos, mientras realizó varias exposiciones individuales en Matsumoto y Tokyo durante la década de 1950.

En 1957 se trasladó a Estados Unidos, concrétamente a la ciudad de Seattle, donde expuso sus pinturas en la galería Zoe Dusanne, más tarde se estableció en Nueva York, donde produjo una serie de pinturas influenciadas por el expresionismo abstracto, precisamente  de esa época vino su amistad con la escultora Eva Hesse, es posible que precisamente por esa relación, Kusama comenzó a profundizar en el mundo de la escultura y la instalación artística, que más tarde adoptó como sus disciplinas principales, con las que realizó sus obras de mayor relevancia.

En Nueva York se introdujo en los más influyentes círculos del arte y formó parte del movimiento Pop-Art, por lo que participó en exposiciones colectivas junto a Andy Warhol, Claes Oldenburg y George Segal a principios de la década de 1960. Más tarde, su sumó a la naciente contracultura que marcaba el mundo  hippie, un movimiento juvenil, libertario y pacifista de finales de los años sesenta. Kusama participó activamente, concrétamente organizó una serie de happenings en los cuales se pintaba a participantes desnudos con lunares de colores brillantes, que realizaba en lugares emblemáticos de la ciudad como Central Park y el Puente de Brooklyn, como protesta contra la Guerra de Vietnam. Por otra parte, ya en 1966 experimentó con instalaciones independientes del tamaño de habitaciones a las que incorporó espejos, luces y música.

Jardín del Narciso (1966)

Exteriores de la Bienal de Venecia

En la Bienal de Venecia de 1966, Kusama ocupó un rincón abandonado a las afueras del pabellón italiano con su “Jardín del Narciso”: un pequeño mar de pelotas plateadas cubriendo seis metros cuadrados de césped. Como no tenía dinero, Lucio Fontana la ayudó a comprar las 1500 pelotas que necesitaba para armar la instalación. La artista con un kimono dorado vendía las pelotas a dos dólares cada una con un cartel que decía “Tu narcisismo en venta” y distribuía copias de un texto donde el crítico británico Herbert Read confirmaba su talento. No había sido invitada a la Bienal, por lo que las autoridades la echaron a los dos días alegando el mal gusto que supone vender obras de arte como si fueran hamburguesas o helados.

Yayoi mostró con esta obra una crítica sobre la comercialización del mercado del arte. Varias versiones del «Jardín de Narciso» han sido nuevamente expuestas en diferentes espacios como parte del Whitney Biennial en Central Park (2004) y en el Jardín de Tullerías de París (2010). En 1993, casi treinta años más tarde, fue la primera mujer en representar a Japón en la Bienal de Venecia.

Infinity mirror rooms (2009)

De vuelta a Japón, Kusama encontró una escenario artístico mucho más conservadora que el que se estaba produciendo en Nueva York. Se convirtió en marchante de arte pero su negocio fracasó en unos pocos años. Por otra parte, se acuciaron sus problemas psiquiátricos y en 1977 internó voluntariamente en un hospital, donde sigue viviendo actualmente, desde entonces continúa su producción en diferentes medios, ha comenzado una carrera literaria con la publicación de varias novelas, poesía de carácter surrealista y una autobiografía.

El trabajo de Kusama está basado en el arte conceptual y muestra algunos atributos del feminismo, minimalismo, surrealismo, arte marginal, arte pop, y expresionismo abstracto, además de estar fusionado con contenido autobiográfico, psicológico y sexual. Ha trabajado también como diseñadora de moda. Retrospectivas de su obra han sido expuestas en el Museo de Arte Moderno y el Whitney Museo de Nueva York, la Tate Modern de Londres y el Museo Reina Sofía de Madrid. En el 2008 la sala de subastas Christie’s de Nueva York adjudicó una de sus obras por la cantidad de 5.100.000 dólares, cifra que marcó el récord de cotización de una artista viva.

La singular artista de las luces, los lunares, las formas orgánicas y las calabazas, pese a su avanzada edad y a sus problemas psíquicos, ha participado activamente en la creación del museo que con su nombre y que se ha inaugurado en Tokio el pasado 2017.

https://es.wikipedia.org/wiki/Yayoi_Kusama