Amèlia Riera y Toyos nació en Barcelona en 1928. Comenzó a pintar ya desde pequeña. Durante la guerra civil su familia se instaló en el Montseny, donde pintó sus primeros paisajes. Al volver a Barcelona desarrolló una visión crítica del mundo ligada a dudas que se plantea con escepticismo e ironía.
En 1954 comenzó a estudiar en el taller de Francisco Sainz de la Maza. Desde ese momento formó parte de los ambientes que tanto le interesaron, relacionados con su pensamiento y su pasión por el arte y el dibujo. Su formación académica duró cinco años y cuando terminó comenzó a desvincularse del estilo basado en los modelos y la reproducción casi memorística.
El descubrimiento del informalismo abrió una nueva etapa de exploración artística que le llevó a crear un estilo casi monocromo sin dejar de incorporar manchas de color que se esconden y se vislumbran en las capas previas e inferiores de una pintura predominantemente oscura y negro.
Eroticona n. 4 (Dolores) y n. 2 (Pura) (1968)
Hacia 1962 comenzó en Cataluña una cierta visión del mundo relacionada con la libertad. En este contexto surgió una agrupación de seis miembros del Círculo artístico de Sant Lluc que tenían el objetivo común de luchar por un arte más avanzado y progresista. Cada uno de los miembros trabajó individualmente en la creación libre de sus obras y, por otra parte, intenta activar conjuntamente la vida cultural de la ciudad.
Fue fundadora del Salón Femenino de Arte Actual en Barcelona en 1962, una acción impulsada por un grupo de mujeres pintoras para reivindicar su papel, ese mismo año celebró su primera exposición individual en la Galería Belarte, la exposición se caracterizó por la ausencia de color.
Frente a la abstracción informal dominante a su tiempo, crea un mundo personal, misterioso e inquietante, de raíz surrealista y mirada de perspectiva de género, reivindicación en la que ha sido pionera de su generación. A rasgos generales se puede trazar un recorrido de su transformación estilística.
Dona radiografiada (1998)
Las obras de Amèlia Riera muestran una sensación de misterio y enigma. La creación de esa sensación de vacío, de soledad o de la falta de comunicación de la humanidad que se manifiesta en la composición de todas sus piezas.
A rasgos generales podríamos definir la obra de Amèlia Riera como una transición del informalismo al post-informalismo y posteriormente a un cierto neosurrealismo.
En 2015 fue galardonada con el Premio Nacional de Cultura y en 2016 fue elegida académica de honor de la Real Academia Catalana de Bellas Artes de Sant Jordi.
Murió en 2019 en su domicilio de Barcelona, como había querido siempre, acompañada por los suyos y sus obras de arte.
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