Dolores Massieu Verdugo nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1921. Más conocida como Lola Massieu perteneció a una familia acomodada canaria y aprendió sus primeros pasos en el dibujo en la academia de su tío Nicolás Massieu y de la mano de su tío abuelo, Nicolás Massieu Falcón.
Desde muy joven se dedicó en exclusiva a la pintura, que parte de los géneros clásicos: naturaleza muerta, retrato y paisaje. Lola Massieu abstrae los fondos, depura el objeto y, renunciando a referencias figurativas, alcanza una abstracción en sintonía constructivista.
Fue cofundadora del Grupo Espacio, junto a Pino Ojeda, Felo Monzón, Rafael Bethencourt y Francisco Lezcano. En 1958 expuso su obra en el Museo Canario.
Sus series de los años sesenta, corresponden al momento de conexión con la segunda oleada de expresionistas abstractos americanos y con la corriente informalista europea y española. Son los años de definición de su lenguaje plástico.
Los años 60, 70 y 80 fueron los más fructíferos de Lola, pero el desarrollo de su trabajo se extiende durante más de medio siglo de creación y experimentación en el ámbito de la abstracción pictórica, sin dejar de evolucionar en su espacio creativo e investigando con nuevos materiales y técnicas: betunes, pan de oro, decalcomanía, raspados..
La mesa (1977)
Pionera, rebelde, mujer vitalista. Abstracta sin precedentes y fiel a su compromiso con la pintura; Lola construye un espacio libre de las valoraciones dominantes en su época, socialmente opresivas para una mujer de su clase, eligiendo además el camino de la pintura no-representativa, su propia poética, lo que la sitúa como una de las artistas imprescindibles del siglo XX en las Islas Canarias.
Su última gran exposición tuvo lugar en la retrospectiva que hizo la Fundación Telefónica en 1995. Su obra se encuentra en el Museo Canario, en el de Arte Contemporáneo de Barcelona y en la sala Prado del Ateneo de Madrid, entre otros.
Sin título (Espiral) (1984)
Falleció en 2007 en la ciudad que la vio nacer. En palabras de la comisaria Mari Carmen Rodríguez en el catálogo de la exposición “Lola Massieu. Impulso abstracto“ a lo largo de su vida, mantuvo el difícil equilibrio entre pasión y reflexión, arriesgándose siempre. Vivió y creó de manera generosa. Recibió premios y reconocimientos, también silencio.
Diez años después de su fallecimiento se pudo disfrutar de su obra: colores templados, formas contenidas, cálidas materias y construcciones pasionales que desbordan los límites del soporte pictórico.
http://www.fundacioncristinodevera.org/microsites/lola-massieu/inicio.php
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