Sarah Grilo nació en 1917 en Buenos Aires (Argentina). Comenzó su carrera de forma autodidacta y más tarde empezó a estudiar en el taller del artista catalán Vicente Puig, muy transitado por los artistas argentinos en la década del 30. Allí conoció a quien sería su marido desde 1944, el también artista José Antonio Fernández-Muro.
En 1947, siendo ya padres de dos hijos, Verónica y Juan Antonio, la pareja decidió trasladarse a Europa y, con la idea de instalarse más adelante en París, se afincan primero en Madrid durante unos años. Es en esta ciudad donde en 1949 Grilo presentó su primera exposición individual, que se caracterizó por ser una mezcla entre figurativismo y rasgos del cubismo. Ese mismo año, sus propósitos de instalarse en Francia quedaron truncados al no poder seguir recibiendo dinero de Buenos Aires cuando el entonces presidente argentino, Juan Domingo Perón, prohibió la exportación de divisas al extranjero. En 1950 regresaron a Argentina.
Azul (1974)
Dos años más tarde, comenzó a formar parte del grupo Artistas Modernos de la Argentina, presentando su primera muestra ese mismo año en la Galería Viau. El grupo se presentó en muestras en el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro y en el Museo Stedelijk de Ámsterdam hasta que se disolvió en 1954.
En una entrevista Grilo afirmaba que para ella lo fundamental en pintura debe “manifestar su época, alcanzando la mayor potencia expresiva, dentro de las tendencias más renovadoras”. Y añadía que “es responsabilidad de cada nueva generación de artistas alterar lo que fue creado por sus predecesores”.
Comenzó a intervenir su pintura con grafiti sobre la base de un deseo de abandonar lo que consideró «el puro arreglo formal-cromático-matérico totalmente abstracto». Se apropiaba de los grafiti que abundaban en los muros de la ciudad, de las letras tipográficas de los afiches desgarrados, de números y otros trazados espontáneos. Todo en aparente desorden, sobreimpreso, pero siempre con un tono evidentemente refinado.
Seis días (1964)
En 1970, se instaló en el sur de España, donde fue representada por la Galería Juana Mordó, de Madrid. Después de quince años de ausencia en Argentina, Grilo expuso sus grafitis en Buenos Aires, en la Galería Art.
En 1980, Grilo y su esposo adquiriero un estudio en París que alternaron con otro en Madrid, donde en 1989 se radicaron definitivamente. El Museo Español de Arte Contemporáneo (MEAC) en Madrid organiza la muestra individual Sarah Grilo, 1979-1985, con obras esos años.
Picasso (1970)
Su obra ha sido expuesta de forma colectiva e individual en numerosas galerías e instituciones de Estados Unidos, Latinoamérica y Europa, como son el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires; el Museo de Bellas Artes de Caracas; el Instituto de Arte Contemporáneo de Lima; la Fundación de Arte Cisneros Fontanals (CIFO) en Miami, el Art Museum of the Americas en Washington D.C, el Museo de Arte Moderno (MoMA) en Nueva York y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en Madrid, entre otros.
Hasta su muerte Sarah Grilo siguió trabajando con entusiasmo en sus pinturas plenas de graffiti y de manchas espontáneas.
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