Maria Helena Neves Quintela nació en Sabugal (Portugal) en 1943. Su primera sensación pictórica le llegó en los veranos de su niñez viendo pintar a Eduarda Lapa, amiga de la familia, en el distrito de Guarda, el territorio en el que nació.
En 1970 se instaló en Madrid acompañando a su marido, Antonio Liz Díaz, del que tomó el apellido artístico, que había sido nombrado Consejero de Comercio en la Embajada de Portugal en España, y muy pronto se incorporó a la vida artística de la ciudad, matriculándose en el Instituto Internacional de Artes Decorativas, donde realizó estudios de arte y pintura bajo la dirección del pintor Salvador Victoria, del que fue asistente al término de sus estudios.
Por mediación de Salvador, estableció relaciones de amistad con el grupo de artistas que en aquellos años participaban de la vida cultural madrileña y cuyo afecto le sirvió de estímulo, tanto a nivel personal como profesional. Sintonizó con personalidades del mundo del arte como Manolo Valdés, Gloria Alcahud, Lucio Muñoz, Antonio Saura y la que fue su gran amiga Amalia Avia, cuya relación la propia Helena definió de la siguiente forma “una mujer muy inteligente. Su huella puede no ser muy evidente en mi trabajo, pero está muy presente”.
Helena empezó a mostrar sus trabajos regularmente desde 1973, destacando exposiciones colectivas e individuales en Madrid, Estoril y más tarde en espacios prestigiosos y museos nacionales y otras ciudades europeas.
En los años ochenta del siglo pasado, la pintura de Liz ya gozaba de cierto prestigio, concretamente en 1988 reinterpretó la obra de Pedro Pablo Rubens, sobre todo de los grandes retratos de damas con sombrero , de los que hizo un reflejo irónico de la dulzura carnal femenina que tanto inspiraron al holandés y en ellas descubrió el más realista, concreto y lúdico homenaje a la mujer jamás plasmado en una tela.
Sin título (2012)
Helena es una artista en constante evolución desde unas premisas absolutamente válidas y originales. Su obra, que no tiene intencionadamente carácter biográfica, ha discurrido principalmente en el estudio del procedimiento y los materiales, y con alguna inclusión en el collage.
Su amiga la escritora y profesora de Estética y Teoría de las Artes Marifé Santiago, en el 2004 declaró que “Helena vuelve a la infancia, y halla las luces y las sombras que habrán confirmado a una mujer que bebe en lo más profundo de sí misma para seguir creciendo. Habrán hallado Eros y Thanatos también ese juego de cerrar los ojos y ver más allá de ellos, las imágenes dormidas de una infancia que fue esculpiendo lo que serían los espacios del futuro, una infancia consolidada precisamente por esos principios de vida y muerte…”
Según Lima de Carvalho, directora de la Galería Casino ., la pintora comenzó «su carrera dentro de una línea abstraccionista», evolucionando «más tarde a un lenguaje neofigurativo en el que su pintura actual todavía encaja con un tema muy personal, son registro de imágenes y colores recogidos en experiencias pasadas «.
Sombra de meninos (2009)
Helena Liz, debido a la fuerte conexión con Vouzela (Portugal), lugar de nacimiento de Antonio Liz , es considerada como «una de las mejores embajadoras de esta tierra» por lo que en el 2005 recibió la mención de la Orden del Infante D. Henrique. Su obra forma parte de importantes colecciones y su curriculum está formado por un gran número de exposiciones, tanto individuales como colectivas.
Actualmente reside en Vouzela, una tierra que le da la paz y la inspiración que necesita para continuar su obra. La pintura, es para Helena, el más importante de los lenguajes, porque sus cuadros son su voz.
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