Ángeles Santos Torroella nació en Portbou (Gerona) en 1911, hija de un empleado de aduanas que obligaba a cambiar con asiduidad la ciudad de residencia familiar por lo que tuvo una infancia errante. Su vocación artística se manifestó desde niña, ya a los catorce años se formó en el dibujo y la pintura durante su etapa escolar en el internado de las Esclavas Concepcionistas de Sevilla, alejada de sus padres que se vieron obligados a residir en Ayamonte (Huelva).

Autorretrato (1928) MNCARS Depósito temporal Colección Ángeles Santos Torroella y Julián Grau Santos, 2013

En Valladolid, ciudad en la que familia se trasladó a continuación, recibió clases particulares del pintor italiano Cellino Perotti y donde pintó su obra más emblemática “Un Mundo”, en su etapa castellana, entre 1928 y 1930 generó el momento de mayor esplendor artístico. En 1928 su cuadro “La tía Marieta” fue seleccionado para el salón de Artistas Vallisoletanos y expuso por primera vez, a los 16 años en el Ateneo de Valladolid. Pero fue en 1929, al presentar en la Exposición del Salón de Otoño de Madrid su cuadro “Un mundo”, actualmente en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, cuando causó sensación entre las élites de intelectuales del momento como Jorge Guillén, Ramón Gómez de la Serna, Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca,  o Guillermo Díaz-Plaja entre otros. Desde entonces varios de estos pensadores intercambiaron correspondencia con Ángeles Santos e incluso se desplazaron a Valladolid para conocer personalmente a la incipiente artista. Ramón Gómez de la Serna le dedicó estas palabras:

“En el Salón de Otoño, que es como submarino del Retiro, náufrago de hojas y barro, ha surgido una revelación: la de una niña de diez y siete años. Ángeles Santos, que aparece como Santa Teresa de la pintura, oyendo palomas y estrellas que le dictan el tacto que han de tener sus pinceles”

angeles-santos1Con tan solo 19 años se le dedicó una sala en el Salón de Otoño de Madrid en el Palacio de Exposiciones de El Retiro, allí presentó una antología de su asombrosa producción realizada en el tiempo record de dos años. Un año más tarde, en 1931, sorprendió con una exposición individual en París, a las que siguió una participación en la exposición colectiva de Artistas Ibéricos en San Sebastián, Copenhague y París. En ese recorrido también fue invitada a exponer en la muestra colectiva del Carnegie Institute de Pittsburgh (Estados Unidos) y en 1936 figuró en el Pabellón Español de la Bienal de Venecia, pero la historia le llevó por otros derroteros que no parece intuirse en ese resumen de su reconocimiento.

Un Mundo (1929) MNCARS

Su obra “Un mundo” está catalogada como una de las obras míticas del Surrealismo Español, también otros autores la clasifican en el Realismo Mágico.  Para su realización según la propia artistas se inspiró en unos versos de Juan Ramón Jiménez  «…vagos ángeles malvas / apagan las verdes estrellas / Una cinta tranquila / de suaves violetas / abrazaba amorosa / a la pálida Tierra» pero en esta obra se mezclan además sueños, imágenes realistas, escenas cotidianas y figuras desdibujadas, casi etéreas que parecen anticipar las representadas en las obras de Leonora Carrington y Remedios Varo.

En 1929 realizó su otra obra emblemática  «Tertulia”, también en la colección permanente del MNCARS, en ella llama la atención no sólo el vanguardismo de su composición y la estética de las figuras representadas, sino la actitud de una mujeres que se muestran muy alejadas de los modales de pose convencionales, seguramente influida por su vinculación en esa época con el Lyceum Club, en cuyos salones pudo verse su obra en la exposición de 1930.

angeles-santos2Tertulia (1929) MNCARS

Posiblemente debido a un proceso depresivo, Ángeles empezó a adoptar una perspectiva pictórica radicalmente distinta, produjo un tipo de obra llena de personajes fantasmagóricos, una pintura tenebrosa e inquietante pero de magnífica fractura y en ese contexto su carrera, posiblemente suspensa en la obsesión, se interrumpió dramáticamente. Abatida, enferma y ante las presiones familiares huyo de su casa pero unos agricultores la encontraron y la devolvieron a su casa; como consecuencia de aquella escapada su padre la internó en un manicomio de Madrid y muchos de sus cuadros fueron destruidos como pago por su rebeldía. La reclusión duró dos años gracias a que Ramón Gómez de la Serna protestó públicamente en un artículo. Desde ese momento algo se rompió en su interior y ni Ángeles ni su pintura volvieron a ser las mismas.

Trasladada a Barcelona por su familia conoció al también pintor Emili Grau Sala que se obsesionó con ella, la convirtió en su musa y más tarde se casaron; mientras él pintaba la luz, el bienestar y la buena vida, ella venía de plasmar en lienzo la oscuridad y el desaliento, por lo que la unión entendida como proceso de sanación de la artista, contó con las bendiciones de toda la familia.

Al estallar la Guerra Civil Grau Sala, republicano empedernido, se exilió en París, y Ángeles tras muchas dificultades tuvo que volver junto a sus padres y sola dio a luz a su único hijo. Desde entonces dejó de pintar, probablemente por relegar el arte a un segundo plano y dedicarse al cuidado y crianza de su pequeño Julián. En los años siguientes, sin duda influenciada por su marido, volvió a retomar los pinceles representando principalmente paisajes amables y retratos familiares. La producción de Santos desde los años sesenta volvió a convertirse en su principal razón de ser, pero las vanguardias solo eran ya un lejano recuerdo de adolescencia y juventud. Los interiores urbanos, los paisajes marítimos y los jardines llenos de encanto y fragilidad son desde entonces los temas recurrentes.

La obra de Ángeles Santos se vio eclipsada por las relaciones familiares, hasta tal punto que su carrera permaneció a la sombra de Grau Salas, pero el tiempo suele imponer justicia, por lo que sus obras más potentes pueden verse actualmente en el más grande de los museos nacionales españoles formando parte de su colección permanente.

Después de una vida intensa Ángeles Santos falleció en 2013 a la edad de 102 años.