Juana Mordó nació en Tesalónica (Grecia) en 1899. Hija de Elise Scialom y León Naar, de ascendencia sefardí, se trasladó a París con su único hermano, Freddy, y allí formalizó sus estudios.
Juana, Jeanne Naar, contrajo matrimonio con Albert Yacoel, también sefardí, que poseía un comercio de tejidos en París. El matrimonio se disolvió y a finales de la década de los veinte se casó de nuevo con Henri Mordó. Marchó a vivir a Berlín, donde su marido, igualmente sefardí, regentaba un negocio de importación y exportación de alfombras orientales.
Henri Mordó poseía la nacionalidad española porque en el año 1919, los sefarditas griegos de origen español, como él, pudieron elegir entre las nacionalidades griega, turca o española. Enrique Mordó adoptó la última, en razón a sus ascendientes familiares. El matrimonio Mordó vivió en Berlín pero con el acceso al poder de los nazis pudieron partir hacia Suiza poco antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Enrique Mordó, ya de edad avanzada murió del corazón en el país helvético. Juana decidió trasladarse a Madrid con su madre, llegaron en 1943 a Madrid donde reemprendió completamente su vida. En el otoño de 1953 se inauguró en el parque del Retiro la I Exposición Internacional de Escultura al aire libre, Juana fue la coordinadora. Unos años después, el galerista Aurelio Biosca buscaba una persona para que dirigiera su galería y, la encontró, en Juana Mordó. En la galería estaban los artistas de El Paso y de la generación del gran informalismo español, a los que reunió en algunas muy importantes manifestaciones.
Juana Mordó inauguró su propia galería el 14 de marzo de 1964. Lo hizo con una exposición colectiva en la que participaron los artistas importantes artistas cuyos nombres sigue siendo referentes a día de hoy. En diciembre de 1975, y en colaboración con Manuel Mendoza, se abrió una nueva galería, también con su nombre, en la calle Castelló, número 7 también de Madrid.
Fachada de la galería Biosca
calle Génova nº 11 de Madrid (1958)
Juana Mordó fue una vital galerista y fiel defensora del arte de vanguardia, dedicó toda su vida a la promoción de los pintores y escultores de su tiempo. De la colección de arte que amasó han llegado múltiples piezas a instituciones públicas. Un legado que actualmente forma parte del patrimonio artístico del Círculo de Bellas Artes de Madrid, compuesto en su mayoría por obras de indudable valor artístico, pero con una fuerte carga sentimental, además muchas de las piezas están acompañadas de cariñosas dedicatorias debido a que son regalos que le hacían los artistas por algún acontecimiento especial, como los del artista fundador del Grupo El Paso, Manuel Rivera.
Otra donación del legado Mordó-Alvear fue entregado a la Academia de San Fernando, compuesto por 57 piezas de autores como Rafael Canogar, Gustavo Torner, Bonifacio Alfonso y una plancha grabada por Dalí, entre otras muchas valiosas obras.
Juana Mordó en la inauguración del Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca, 30 de junio de 1966.
La gran mayoría de sus obras revela la atención que los más significativos creadores contemporáneos españoles le han prestado al pequeño formato. Una serie de pinturas clave para conocer las diferentes técnicas empleadas por los artistas más originales de los años en que le tocó vivir.
Juana Mordó fue una mujer excepcional que poseyó una sabiduría y un gran conocimiento del arte y de los artistas de su tiempo en una época siniestra para el arte contemporáneo español. Por su enorme carrera el 27 de junio de 1983 recibió la Medalla de Oro de las Bellas Artes y pocos meses después falleció en Madrid.
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