Lygia Pimentel Lins, conocida en el mundo artístico como Lygia Clark, nació en 1920 en Belo Horizonte (Brasil). Se casó a los 18 años con el ingeniero Aluízo Clark Ribeiro y adoptó su apellido.

En 1947 comenzó sus estudios artísticos y unos años después viajó con sus hijos a París para estudiar pintura y en 1952 realizó su primera exposición en el Institut Endoplastic, para más tarde instalarse en Río de Janeiro.

En 1953 fue miembro fundadora del ”Grupo Frente”, liderado por Ivan Serpa y al que también pertenecía Lygia Pape. En 1957 participó en la primera Exposición Nacional de Arte Concreto en Río de Janeiro.

La primera década de su carrera artística la dedicó a la abstracción geométrica en la creación de pequeñas pinturas en blanco y negro y esculturas neoconcretas. Por ello fue cofundadora junto a Hélio Oiticica del Movimiento Neoconcreto, que promulgaba un arte subjetivo y orgánico, donde el espectador tenía un rol fundamental manipulando objetos móviles tridimensionales y modificando su apariencia. Se proponían abolir el rol tradicional del objeto frente al espectador contemplativo.

Sin título (1952)

Sus esculturas de piezas móviles articuladas con bisagras permiten desdoblar los planos, se comportan como organismos geométricos en los que cada espectador decide cómo presentarlo al siguiente. A partir de 1960 comenzó a realizar una obra de carácter más conceptual donde se refleja la evolución que le imprime Clark al arte neoconcreto hacia una dimensión más social y participativa.

En esa década comenzó a crear objetos blandos y prendas para ser utilizados por los espectadores, denominados participantes, al tiempo que su obra comenzó a tener repercusión internacional. Expuso en la Galería Signals de Londres y en 1968 la Bienal de Venecia dedicó una sala especial a sus trabajos.

En 1969 participó en un simposio de arte sensorial en Los Ángeles. En 1972 fue invitada a impartir un curso sobre comunicación gestual en La Sorbona. Sus clases eran experiencias colectivas que manipulaban los sentidos. Trabajaba con grandes grupos de estudiantes, con los que buscaba por medio de ejercicios la liberación a través de la expresión.

Escalera (1952)

Cuando regresó a Brasil en 1977 estaba dedicada exclusivamente a experiencias de este tipo, ya no con grandes grupos, sino individualmente a través de sus Objetos relacionales estudiando sus posibilidades terapéuticas como apoyo para el psicoanálisis. La propuesta consistía en revivir experiencias grabadas a nivel sensorial de las primeras etapas de la vida, despertando a través de los objetos la energía sensorial voluntariamente reprimida. La textura, temperatura, peso y sonoridad de los objetos en el uso guiado por la artista, provocaba en cada participante diferentes conexiones internas. Utilizó objetos, como herramientas de comunicación interpersonal y de autoconocimiento, en la exploración de la extensión, los límites del cuerpo y la psiquis.

Los últimos años los dedicó a este tipo de terapia, considerando su trabajo ya definitivamente ajeno al arte. Lygia Clark falleció en Río de Janeiro en 1988 a los 67 años.

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