Nació en Kabul , Afganistán, en 1990. Desde niña su familia se vio obligada a huir de su provincia natal para vivir en Kandahar. Malina se interesó por el arte desde pequeña.
Estudió arte en Pakistán, sin el conocimiento de su padre, pero finalmente recibió su licenciatura en el Consejo de Arte de Bellas Artes de Karachi, pero sus estudios se vieron interrumpidos cuando sus padres le pidieron que regresara a casa. Se vio obligada a permanecer en su casa de Kabuk durante un año sin acceso a Internet. Mientras estuvo en su casa, sintió que había perdido su identidad, lo que le produjo tuvo un gran impacto. Afortunadamente el esposo de su hermana la llevó a una exposición y volvió a encontrar su identidad.
Empecé a gritar y llorar, y sentí que había vuelto y que existía de nuevo
En aquel tiempo se unió a la Asociación de Artes de Berang, donde conoció la técnica del graffiti . El grupo era masculino y relativamente pequeño, pero desde entonces ha ganado muchas artistas femeninas. También se unió a un grupo de arte local, la Asociación de Bellas Artes de Kandahar, para crear un espacio artístico en su ciudad natal, una ciudad profundamente conservadora.
En 2013, un ataque a su padre empujó a la familia a mudarse a Mumbai (India) . Allí, estudió en la Escuela de Arte Sir JJ y en 2014, se mudó a Holanda, donde obtuvo su master en el Instituto de Arte Holandés.
Esqueleto en un burka (2011)
El arte de Malina no se volvió político hasta que regresó a Afganistán. Después de ver la discriminación que enfrentaron ella y otras mujeres. En 2015, Malina participó en una exposición de pintura y escultura en el Centro Cultural Francés de Kabul. El mismo año, el trabajo de Suliman fue el foco de una exposición individual en la galería Art Represent en Bethnal Green, Londres, ‘Más allá del velo: una descontextualización’, se trataba de una instalación compuesta por una serie de burkas, con los deseos y aspiraciones de los ciudadanos afganos mediante una forma tradicional de caligrafía.
Una película titulada ‘Tasting the Moon’ (2016) con la participación de Malina Suliman, Shamsia Hassani y Nabila Horakhsh trata sobre la primera generación de artistas contemporáneas afganas y contiene una trilogía de secuencias de sueños impresionistas inspiradas en metáforas recurrentes en el trabajo de cada artista.
Malina no solo se preocupa por los talibanes, sino también por su familia, que no está de acuerdo con su decisión de crear arte. Escribir arte que muestre el cuerpo humano como el esqueleto en una burka, se considera un culto a los ídolos, por ello Malina Suliman ha sufrido agresiones de círculos talibanes, con acciones violentas tomadas contra Suliman y su familia.
Pedir derechos es un crimen (2011)
Exposición en la galería Art Represent en Bethnal Green, Londres
‘Más allá del velo: una descontextualización’
En una exposición en Kandahar, atrajo la atención del gobernador, Tooryalai Wesa, quien elogió su trabajo con la esperanza de que «más mujeres hicieran lo mismo». El arte de Suliman le valió una invitación al palacio del presidente Hamid Karzai.
Las circunstancias políticas han cambiado radicalmente en Afganistan, por lo que el trabajo de Malina es observado atentamente por talibanes y musulmanes tradicionales y su figura se encuentra amenazada.
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