Rosa Chacel Arimón nació en Valladolid en 1898 y formó parte de una familia liberal, creció en un ambiente que le permitió desarrollar una personalidad de gran independencia, amplia cultura literaria ya que fue sobrina nieta de José de Zorrilla y con una autonomía de pensamiento poco frecuente en una niña educada sin asistir a colegio a causa de su delicada salud. Recibió esa educación elemental directamente de su madre, Rosa-Cruz Arimón, que era maestra.

Desde muy niña mostró gran atracción por los dibujos modernistas que aparecían en las revistas Blanco y Negro y en La Ilustración Iberoamericana, por lo que asistió a clases de pintura que recibió en la Academia de Arte de Valladolid en el curso 1906, donde contempló la estatua de Apolo que, impresionada, la llevó a encaminarse hacia la escultura.

A los nueve años la familia se trasladó a Madrid y vivieron cerca del hogar de su abuela materna, en el madrileño barrio Maravillas. Aproximadamente a los once años fue matriculada en la Escuela de Artes y Oficios, y de allí paso a la Escuela del Hogar y Profesional de la mujer, inaugurada poco después.

Por esta puerta entraré al mundo

Se dijo a sí misma en la última página de su novela autobiográfica “Desde el amanecer” contemplando la Escuela de Bellas Artes de San Fernando en la calle Alcalá de Madrid, donde efectivamente ingresó en 1915 con la finalidad de estudiar escultura. Allí conoció a su futuro marido, el pintor Timoteo Pérez Rubio “Timo”; y a una de las figuras intelectuales más interesantes de aquella época, el gran Ramón María del Valle-Inclán.

Pilar Mateos, en su blog publicó el encuentro con Rosa Chacel que se produjo en 1979 en ellos hizo públicos unos interesantes comentarios sobre su encuentro con la escultura.

Rosa Chacel en clase de vaciado

Escuela de Bellas Artes de San Fernando

Quería ser escultora. Antes de escribir me dediqué a modelar. Hice tres cursos en la academia de Bellas Artes, y el último pesqué una bronquitis que me duró bastante, me dio mucha guerra porque tampoco el médico me entendió bien, y tuve que ir a reponerme a la sierra. Al año siguiente mi madre ya no quiso que volviera a los sótanos de vaciado, con aquel frío, y la humedad. Entonces empecé a ir al Ateneo y a centrarme más en la literatura.

Abandonó sus estudios en 1918, pero desde su ingreso en la Escuela de Bellas Artes empezó a frecuentar las tertulias del café Granja, El Henar y el Ateneo de Madrid, en este último dio su primera conferencia titulada “La mujer y sus posibilidades”. Entre 1918 y 1922 comenzó a colaborar con la revista vanguardista Ultra, y trabar amistad con personajes como José Ortega y Gasset, Miguel de Unamuno, Ramón Gómez de la Serna y Juan Ramón Jiménez entre otros.

Rosa Chacel (primera por la izquierda) y sus compañeras en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando

En abril de 1921 se casó con “Timo”, que posteriormente fue el encargado de proteger en la Guerra Civil Española los mejores cuadros del Museo del Prado, y se trasladaron a vivir a Italia acompañando a su marido, que había obtenido una beca en la Academia de España de Roma, desde donde comenzó a colaborar con la Revista de Occidente y La Faceta Literaria. En 1930 publicó su primera novela “Estación. Ida y vuelta”, y nació su hijo Carlos.

Aunque indiscutíblemente la labor como escritora de Rosa Chacel es muy amplia y de una calidad extraordinaria, destaca especialmente como novelista. Es autora, de entre otras obras, la ya citada “Estación, ida y vuelta”, “Teresa”, “Memorias de Leticia Valle”, “La confesión” y “Barrio de Maravillas”, obra por la que recibió el Premio de la Crítica. Precisamente cuando en ocasiones le preguntaban sobre su libro “Barrio de Maravillas”, comentaba con cierto punto de nostalgia que, desde su balcón, podía contemplar cómo jovencísimas estudiantes que, carpeta en mano, acudían a la Escuela de Artes y Oficios de la calle de La Palma, la misma Escuela a la que ella asistió muchos años antes.

Mi primera actividad en la vida fue la escultura, y la escultura es la mayor pasión todavía. Por eso mis manos necesitan de los trabajos manuales, porque me prohibo la escultura. Por eso, coser y cortar, pintar, clavar, son para mí perfectamente coherentes con el otro trabajo, el de escribir.Placa dedicada a Rosa Chacel en la calle San Vicente Ferrer, número 32. Ayuntamiento de Madrid

Comentó Chacel a Rosa María Pereda en una entrevista que se publicó en El País en 1980.

Por otra parte, Rosa consideró la poesía como un ejercicio personal, casi privado. Pese a ello fue construyendo una obra poética de gran belleza.

El motivo de haber incluido su pequeña biografía en este blog, se debe a su relación vocacional con la escultura, una vocación de la que hizo gala en diferentes entrevistas, pese al gran éxito que le dio la escritura. Nunca volvió a ella porque consideró que el alejamiento del mundo clásico, al que parecía haber derivado el arte contemporáneo, supuso para ella una brecha definitiva.

Placa dedicada a Rosa Chacel en la calle San Vicente Ferrer, número 32. Ayuntamiento de Madrid

En Valladolid existen dos figuras escultóricas que la recuerdan, en una aparece sentada en un banco de la plaza de Poniente y en el Campo Grande lo hace en forma de busto, pero las esculturas que Rosa Chacel realizó, si es que existieron, permanecen en el anonimato, aunque sí constan diferentes dibujos de retratos, como el que le realizó a la también artista Norah Borges.

https://es.wikipedia.org/wiki/Rosa_Chacel

http://crarosachacel.centros.educa.jcyl.es/sitio/index.cgi?wid_seccion=1&wid_item=83

http://www.pilarmateos.es/entradablog.php?id=10&titulo=encuentro_con_rosa_chacel