Carmen Carrillo


Carmen Carrillo nació en León, Guanajuato (México), en 1900. Desde niña se interesó por la población indígena y su maravilloso mundo surrealista, a los nueve años hizo sus primeros bocetos.

Al morir su padre, se trasladó con su familia a la ciudad de México y casi adolescente, se convirtió en maestra de escuelas oficiales. Contrajo matrimonio con Diódoro Antúnez Echagaray, con quien tuve tres hijos: Miguel, Óscar y Diódoro, este último le ayudó en la producción del diorama de El Mercado de Tlatelolco. El contraer matrimonio no evitó que abriera una alfarería, una fábrica de muñecos y otra de maniquíes de aparador.

Se dedicó a modelar pequeñas esculturas en cera, las cuales se vendían en los principales almacenes de la capital, hasta que decidió entregarse a lo que para ella constituía su principal razón de vida: la escultura del mundo indígena.

Recorrió toda la República Mexicana, recogiendo la esencia de la humilde vida de los indígenas mexicanos. Fascinada por las danzas aborígenes, encauzó su trabajo, ya con la idea de fundar un museo que mostrara al mundo el aspecto del modesto indio que se transformaba envuelto en brillantes telas, plumas multicolores y se embellecía con jades y lindos atuendos, para entregarse a su danza.

Debido a su apurada técnica escultórica en cera, dio vida en Sonora a su recreación de “la Danza de El Venado”, que consta de figuras de 40 centímetros de alto aproximadamente, que parecen suspendidas en el tiempo. Figuras que son reales porque sus modelos fueron reales, músicos y bailarines que con su solemne expresión posaron para la escultora. La artista continuó viajando, estudiando e inspirándose y así creó otros conjuntos como son “la Danza de la Pluma del estado de Oaxaca”, “Los Paragüeros de Tlaxcala”,”la Danza de Los Viejitos del estado de Michoacán” y “Los Quetzalines de la sierra de Puebla”, entre otros. Algunas veces logró llevar consigo a la ciudad de México a los indígenas para trabajar con ellos en su taller, albergándolos en su propia casa.

Danzante (sin fecha)

Colección INAH-Museo de El Carmen

Pasaron varios años para que el gobierno, mediante el Instituto Nacional de Antropología, construyera un pequeño edificio para exhibir las colecciones de Carmen Carrillo de Antúnez, las cuales incluían decenas de figuras de cera de tamaño natural de otomíes, tarascos, tarahumaras y tehuanas. Después de muchos trabajos abrió el Museo Etnográfico de la ciudad de México, bajo la dirección de la escultora.

La siguiente fase de la creadora fue la galería de tipos indígenas en bronce, a la cual pertenece un danzante de la pluma en tamaño heroico. Además, continuó con la construcción de la primera maqueta del Templo Mayor de México Tenochtitlan, a escala de 1 a 100 metros, la cual se encuentra en el Museo de Antropología y ofrece al espectador una clara visión de cómo eran los edificios y centros arqueológicos, y de cómo se desarrollaba la vida en el México prehispánico.

La escultora Carmen Carrillo de Antúnez

junto a una de sus obras  en bronce (sin fecha)

El entonces presidente de la República, Miguel Alemán, inauguró la primera exposición de Carmen en el Instituto Politécnico Nacional y más adelante, en el Instituto Mexicano-Norteamericano de Relaciones Culturales en Monterrey.

Sus obras también llegaron al extranjero: en Washington el éxito fue enorme con la exposición instalada en la Unión Panamericana; en París, el Museo del Hombre albergó temporalmente algunas de sus obras durante su gira por Europa. Actualmente algunas de las obras de Carmen de Antúnez figuran en museos y colecciones

https://es.wikipedia.org/wiki/Carmen_Carrillo_de_Ant%C3%BAnez


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