Eva Carola Jeanne Emmanuela Antoinette Gonzàles nació en París (Francia) en 1849 y lo hizo en el seno de una familia burguesa de origen español y monegasco. Fue hija de Enmanuel Gonzalès, un notable novelista, redactor del periódico Le Siècle y fundador de La revue de France. Su madre, Marie Céline Ragut, fue una reputada música de origen belga. Dada la posición familiar, recibió una esmerada educación y creció rodeada de la más exquisita intelectualidad de París.
Autorretrato (1880)
Desde muy temprano Eva demostró inclinación y aptitudes hacia la pintura, a los 16 años, junto a su hermana Jeanne, comenzó su formación. Fue discípula de Charles Joshua Chaplin quien desarrollaba un programa para mujeres en su estudio, unos años más tarde también acudió a ese estudio la pintora norteamericana Mary Cassatt.
Eva también fue modelo y discípula de Édouard Manet, con quien mantuvo una relación de amistad y colaboración que duró durante toda la vida de ambos, en prueba de esa amistad Manet realizó la obra “Eva Gonzalès pintando” entre 1869 y 1870. La artista aprendió de los más grandes pintores del momento, pero tras varias etapas evolucionó hasta definir un estilo propio, más personal, especializándose en obras al pastel, con las tonalidades claras que esa técnica impone y que ella supo manejar para dotar a sus obras de una especial sensibilidad no exenta de expresividad.
El soldadito (1876)
Al igual que sus compañeras del movimiento impresionistas, los cuadros de Eva se caracterizan por entrarse en temáticas sencillas, con especial énfasis en los interiores. En 1876 participó en el Salón de París, la obra actualmente se conserva en el museo Gaston Rapin en Villeneuve-sur-Lot (Lot-et-Garonne) y lleva por título “Enfant de Troupe” o “El Soldadito”.
Sus obras muestran hasta el final de su corta carrera, una gran facilidad hacia el dibujo y un equilibrio entre el academicismo y el abocetamiento propio del movimiento en el que desarrolló su producción, estas características pueden apreciarse fácilmente en sus obras “Sombrerera” de 1877, “Lectura en el bosque” de 1879 y más concrétamente en “Desayuno en la hierba” realizada entre 1880 y 1882, representa la culminación de la carrera de la artista. El dibujo casi ha desaparecido y son las manchas de color las que hacen que su hermana Jeanne emerja sobre un fondo vegetal indeterminado.
Pese a que algunos críticos asociaban su obra a Degás, prefirió siempre exponer en los salones oficiales, en lugar de participar en las organizadas por sus colegas impresionistas, sin duda para mantener una cierta independencia. En 1879 se casó con Henri Guérard y continuó con su carrera artística haciendo de sus amigos y familiares los protagonistas de sus lienzos.
Desayuno en la hierba (1880-1882)
El talento de Eva Gonzalès fue reconocido por la crítica parisina pero desgraciadamente disfrutó de una fama efímera. A la edad de treinta y cuatro años, dio a luz a su hija Julie, fue un parto muy complico y lamentablemente la artista falleció a causa de la embolia que el propio parto originó. Está enterrada en el cementerio de Montmartre, en París.
Sus compañeros le dedicaron una exposición póstuma que se inauguró a los tres años de su muerte, en la sala «La vie Moderne» y otra fue realizada en el Salón de Otoño de 1924, en la que se reconocía la aportación de la artista al Impresionismo. En febrero de 2008 el Museo Schirn de Frankfurt realizó una exposición con las obras de Eva Gonzalès, Berthe Morisot, Marie Bracquemond y Mary Cassatt que, en opinión de la comisaria Ingrid Pfeiffer, no han recibido aún el trato que merecen en la historia del arte. En este caso concreto durante mucho tiempo Eva Gonzalés ha sido más reconocida como modelo de Manet que como pintora profesional con identidad propia y que la crítica reconoció en vida.
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