Carmen Cortés i Lladó nació en 1892 en Santa Coloma de Gramanet (Barcelona). Siendo muy joven inició su formación musical como pianista bajo la tutela de Enric Granados, sin embargo, a pesar de su talento para el piano, Carmen estaba más interesada en las artes plásticas, por lo que terminó abandonando los estudios musicales para dedicarse plenamente al arte. Ingresó así en la Academia de Arte y se matriculó después en la Escuela de Bellos Oficios.
Autorretrato (1929)
En 1926 realizó su primera exposición mostrando tejidos pintados y figuras o muñecas modeladas y vestidas por ella. Decoraba prendas de ropa, y lo cierto es que la moda debió de interesarle pues años después formó parte del jurado del concurso para elegir a la reina de las modistas de Barcelona de 1931. Abrió una tienda en el centro de Barcelona que pretendía ofrecer vestuario de diseño traído por ella misma de París para los bolsillos menos pudientes. La llamó “Au rendez-vous dels humils”.
Sus siguientes apariciones en encuentros artísticos datan de 1929 dedicada ya a la pintura en sentido más tradicional, dejándose sentir la influencia mediterránea del noucentisme en sus telas, dominadas por un dibujo de línea bien definida, como se observa en “Cabeza de mujer” (1929).La década de los años 30 fue prolífica para la artista. Profesionalmente fueron unos años de gran actividad expositiva.
Compaginó su ocupación con su vida personal. Casada con el médico y político Jaume Aguadé, cofundador de Esquerra Republicana de Catalunya y alcalde de la ciudad condal entre 1931 y 1933. También se mostró interesada por algunas causas sociales, patrocinando actos solidarios como el festival organizado al objeto de adquirir juguetes para los niños del asilo de San Juan de Dios. En 1931 fue una de las firmantes del “Manifiesto a las mujeres” con que el Lyceum Club Femenino de Barcelona se presentó a la sociedad.
Retrato de Núria Aguadé Cortés (1932)
En su producción pictórica se decanta por una figuración moderna y reposada, cada vez más interesada por lo matérico. Es evidente en el retrato que hizo de su hija Nùria “Retrato de Nùria Aguadé Cortés” (1932), dominado por las tonalidades terrosas y una ausencia de profundidad. Cada vez más, la artista fue renunciando a la definición de las formas e inclinándose hacia un cierto impresionismo, tal y como se advierte en “Noia del vestit rosa” (1935).
Continuó trabajando durante la Guerra Civil y manifestando su apoyo a la República. Al terminar la contienda marchó a París con su familia, donde siguió pintando. En 1941, ante la amenaza de la ocupación alemana, dejó Francia rumbo a México con el que ya era entonces su exmarido, y dos de sus tres hijos.
Plaza (1945)
Se instaló en Ciudad de México donde residió varios años, frecuentando el círculo de exiliados españoles. Conoció al escultor español Julio Ríos, con quien contraería matrimonio, juntos impulsaron la Escuela de Pintura de Monterrey, llamada después Taller de Artes Plásticas, que surgía vinculada a la Facultad de Arquitectura.
En 1954 decide regresó a Barcelona, donde pudo exponer en las galerías Syra, pero dada la complicada situación que todavía atravesaba España le hizo retornar a México a finales de la década. Junto a su marido, la pintora catalana se acomodó en la capital, donde fundaron una casa de muebles que ellos mismos diseñaban y decoraban. Allí falleció veinte años después.
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