Nació en Fère-en-Tardenois, Aisne (Francia) en 1864, hija de un registrador de la propiedad y de una terrateniete provinciana, desde su infancia su afición por la escultura era innegable,  jugaba con el barro y modelaba retratos de las personas que la rodeaban, incluyendo el de su hermano, el célebre escritor, pero desde esa temprana edad Camille se distinguió también por otros dos estigmas: su belleza serena y su incipiente cojera. En 1876 su padre fue trasladado a Nogent-sur-Seine donde vivió durante un tiempo toda la familia, ese lugar alberga hoy el museo dedicado a Camille.

En 1882, con tan sólo 17 años, llegó a París, siempre acompañada por su madre y dos hermanos, con el fin de perfeccionar su técnica e ingresar en la Academia Colarussi. Ese mismo año conoció a Auguste Rodin, un barbudo maduro con aspecto tolstoiano, que fascinado por sus cualidades artística de la joven escultora le ofreció trabajar en su taller, posando y colaborando en la realización de las figuras de «La puerta del Infierno». El rostro y el cuerpo de Camille invadieron las obras de Rodin de esa época, volviéndolas más carnales, más vivas y más dulces.

Cuando Camille cumplió diecinueve años se hizo amante de su maestro, que tenía 44 y estaba casado, por lo que su familia, especialmente su madre, siempre la mantuvieron en el humillante puesto de la amancebada. La primera biógrafa de Rodin, publicada por Judith Cladel, no nombra a Camille seguramente debido al desconocimiento de la relación amorosa, pero sí describe su relación en el taller:

La hizo venir al taller de la rue de l’Université, la inmiscuyó en sus propios trabajos y durante cuatro o cinco años, ella fue su constante colaboradora, le confiaba el modelar las manos y los pies de las figuras que él componía.

De aquella época se conserva una carta de amor firmada por Auguste Rodin

El gran vals (1893)

«Feroz amiga mía

[…] Esta noche, recorrí (durante horas) sin encontrarte, nuestros lugares, ¡cuán dulce me sería la muerte! […] ¿Por qué no me esperaste en el taller? […] Camille mi amada a pesar de todo, a pesar de la locura que siento venir y que será obra de usted. si esto continúa. ¿por qué no me crees? Abandono mi Dalou, la escultura; […] Hay momentos en los que francamente creo que te olvidaré. Pero en un solo instante, siento tu terrible poderío. ten piedad malvada. No puedo más, no puedo pasar ya un día sin verte. Si no la atroz locura. Se acabó, ya no trabajo, divinidad malhechora, y sin embargo te amo con furor. Mi Camille tranquilízate no tengo amistad con ninguna mujer, y toda mi alma te pertenece.

No puedo convencerte y mis razones son impotentes, mi sufrimiento no lo crees […] Déjame verte todos los días […] no deja a la fea y lenta enfermedad prenderse a mi inteligencia, el amor ardiente y tan puro que siento por ti en fin, piedad querida, y tú misma serás recompensada.»

Además de ser la principal colaboración del escultor, siempre la mantuvo como aprendiza, se convirtió en su modelo oficial y su musa, inspirando obras como «La Danaïde» o «Fugit Amor», la mantuvo durante diez años en los dos trabajos que eran normalmente remunerados (modelo y colaboradora) pero que él no pagó jamás. Está constatado que muchas de las obras atribuidas a Auguste hoy en día están cuestionadas, también es coincidencia que la década corresponde a la más fructífera del escultor y de mayor creatividad, en ese periodo es difícil diferenciar de cual de los dos artistas es la autoría, a veces producían obras prácticamente idénticas, como «Galatera» de Rodin y «Joven con hierba» de Claudel ¿quién copiaba a quién? (dice Rosa Montero en «Historias de Mujeres») también las piezas que aparecieron sin firmar pasaron a ser adjudicadas automáticamente al dueño del taller.

Consta en algunas fuentes que la joven se quedó embarazada varias veces (posiblemente cuatro) pero no se sabe si llegó a dar a luz y entregó a las criaturas en adopción o si fue obligada a abortar, una experiencia brutal en cualquiera de los dos supuestos que puede justificar en parte el desarrollo de su vida.

Mujer ante la chimenea (1899)

La pareja frecuentó los ambientes artísticos y culturales más importantes del París de la época y pasaron juntos largos períodos fuera de la ciudad, sin embargo Rodin siguió unido a su esposa Rose Beuret, esta situación sería la inspiración de una de las obras más conocidas de Camille “La edad madura”​ en este conjunto escultórico se autorretrata arrodillada y suplicante dirigiendo sus manos hacia un personaje que parece representar a Rodin, quien le da la espalda y sigue caminando junto a una figura femenina mitad ángel mitad bruja.​

En 1892 Camille seguía siendo considerada como una mera aprendiz de Rodin y su invisibilidad terminó siendo tan asfixiante que se separó de él para intentar sacar adelante su propia obra, tomó la iniciativa de romper la relación. Parece que pese a la separación, entre 1892 y 1898 Rodin siguió protegiéndola de alguna forma, enviando cartas de recomendación a los críticos de arte más destacados de la época. Mientras sus obras alcanzaron cierto éxito, aparecieron con frecuencia artículos sobre ella en las revistas de arte.

En medio de una crisis emocional, Camille se encerró en su taller, se alejó del mundo y en diciembre de 1905 realizó su última gran exposición, pero sus miedos empezaron a aflorar, sus crisis nerviosas se agudizaron y comenzó a destruir martillo en mano sus obras, destrozó todas sus creaciones sistemáticamente, entre ellas una serie de bustos infantiles en los que parecía que habría enterrado su frustración por no haber podido ejercer como madre. Sufrió depresión, delirios persecutorios contra Rodin, a quien culpaba, no sin buena parte de razón, de su desgracia.

La edad madura (1902)

Vivió recluida en su casa-taller en medio de la miseria y en 1913 dos enfermeros irrumpieron en su taller y la llevaron forzosamente al Hospital psiquiátrico de Ville-Évrard, donde fue ingresada. Para julio de ese mismo año su hermano Paul la hospitalizó en Montdevergues, manicomio del cual nunca salió, el diagnóstico oficial fue manía persecutoria y delirios de grandeza, pero las cartas que vieron la luz años después descubrieron a una mujer en su sano juicio que fue manipulada y maltratada por su entorno.

Camille pasó encerrada los últimos treinta años de su vida, allí permaneció rodeada de enfermos psíquicos muy deteriorados, un lugar helador y sin nada que hacer más que vegetar. Su madre jamás fue a verla pese a las recomendaciones de los dos directores que tuvo el psiquiátrico durante todo periodo que duró su estancia; su hermano Paul sí lo hizo, pero muy de cuando en cuando,aunque tampoco intentó ayudarla. Durante mucho tiempo, Camille imploró que la sacaran de allí, pero la aptitud de su familia, especialmente la de la madre se entiendo como una venganza personal y social a la rebeldía de la artista.

Murió en 1943 y fue enterrada en una tumba sin nombre, sólo con los números 1943 -n392, en el pequeño cementerio de la institución mental de Montdevergues.

SakountalaAuguste Rodin había fallecido muchos años antes, en 1917. Mientras su cuerpo descansa actualmente junto al de su amada Rose, su obra, paradójicamente, permanece junto a la de Camille Claudel, ya que el museo Rodin es el que recoge el número más grande de obras de la escultora.

Sakountala (1893)

A la muerte de Paul Claudel  en 1955, se levantó el veto que existía en la familia acerca de Camille y los descendientes quisieron darle una tumba digna. Escribieron a Montdevergues solicitando la ubicación exacta de su tumba y la exhumación para su traslado. La institución contestó que la tumba había desaparecido, ya que habían necesitado una serie de ampliaciones y se habían utilizado los terrenos del pequeño cementerio donde se enterraba a los pacientes olvidados por sus familias.

Enlace al museo Camille Claudel

http://es.france.fr/es/que-ver/museo-camille-claudel-el-homenaje-gran-escultor