Virginia CalvoNació en Madrid en 1966. Con cuatro años se trasladó con su familia a Bembibre, localidad berciana donde pasó su infancia y su adolescencia. A los dieciocho años regresó a Madrid para cursar la carrera de Bellas Artes en la Universidad Complutense, especializándose en grabado. Con veintisiete años y ya madre de dos hijas, se trasladó a la ciudad de Burgos, donde vivió casi veinte años. Actualmente reside de nuevo en Madrid.

Tuvo su primer caballete con cinco años y desde muy pequeña sus entretenimientos preferidos eran dibujar, coser y bordar, actividades que definen muy bien su trabajo actual, en el que ha cambiado sus pinceles y su tórculo por una máquina de coser que ella misma define así:

El día que compré mi máquina de coser comenzaron muchas cosas nuevas para mí. Ella es mi objeto más preciado, mi compañera de ratos desolados, de ratos intensos, de experimentos y experiencias que nos han puesto a las dos muchas veces a prueba y al límite de nuestras posibilidades, superadas hasta hoy satisfactoriamente para las dos. Para ella, porque ni crea ni cose como una máquina cualquiera; para mí, porque a su lado descubrí un mundo de posibilidades que le han dado una nueva dimensión y significado a mi trabajo como artista.

Camino del Agua, Sierra de Francia, Salamanca.

Camino del Agua, Sierra de Francia (Salamanca)

Ha realizado numerosas exposiciones, tanto individuales como colectivas, de pintura, grabado, dibujo, escultura e instalaciones, sobre todo en el panorama artístico castellano-leonés. Son reconocibles sus imperecederas espirales, así como un lenguaje personal que se sirve de la metáfora para transitar entre la realidad y lo subjetivo.

Desde hace tiempo, y como producto de su evolución e inquietud personal, le interesan especialmente las intervenciones en el espacio, tanto los interiores como el espacio público y la naturaleza. Destacan obras permanentes en el exterior como Bosque de ninfas, en la autovía de León-Burgos, o Serena en el Camino del Agua de la Sierra de Francia en Salamanca; e intervenciones efímeras en interiores como Perséfone, en la Fábrica de Abarca de Campos; Oréadas, para el Hall Transformado, comisariado por Javier Hernando en la Facultad de Filosofía de León; Instantes de tela, trozos de vida, en el Monasterio de San Juan de Burgos; MirHadas, en el Palacio de Gaviria de León; El muro de las lamentaciones, en el CAB de Burgos; Jardín de espirales, en la Quinta de los Molinos de Madrid…

El muro de las lamentaciones (2012)

La mirada de Virginia es la de una mujer que, aun estando despierta, es capaz de asomarse al interior onírico que reside en ella y jugar a crear con cualquier tipo de material que llega a sus manos. En su interpretación creadora, esta artista de utopías otorga argumentos poéticos a su obra multidisciplinar comprometida con el mundo de la mujer y la denuncia de la realidad que nos rodea, especialmente la violencia machista y los estereotipos de género.