Olga Nicolaevna Sacharoff  nació en Tiflis (Georgia) en 1881 Su madre era de origen persa. Tras estudiar en la Escuela de Bellas Artes en Tiflis, se trasladó a Múnich y entró en contacto con el expresionismo alemán. Allí residía también su futura pareja, el fotógrafo y pintor Otho Lloyd, quien vivía gracias al dinero que le remitía su madre desde Suiza.

Olga viajó a París en 1911, acusando la influencia de Cézanne hasta sumergirse en el cubismo más radical, denominado «sintético». Ya emparejada con Otho Lloyd, frecuentó el círculo de exiliados rusos. Representativo de esta fase cubista es el Busto femenino, incluido en una reciente colectiva de Mujeres de la vanguardia española, organizado por Fundación Mapfre, Madrid.

El estallido de la Primera Guerra Mundial llevó a Sacharoff y Otto a viajar a España en 1915.Primero la pareja residió en Mallorca, y en 1916 se estableció en Barcelona. Algún historiador considera que ella fue la introductora del cubismo en dicha ciudad. Sacharoff colaboró en la revista de Francis Picabia que se considera portavoz del dadaísmo. De esta revista se publicaron cuatro números, en los que colaboraron también Marie Laurencin y Apollinaire.

Los recién casados (1929)

Colección Museu Nacional d´art de Catalunya

Olga Sacharoff expuso obras en los Salons d’Automme de París en cuatro ediciones (1920, 21, 22 y 28); la prensa francesa elogió su imaginación y decorativismo. Pero vivía en Barcelona casi en el anonimato total y expuso por primera vez en dicha ciudad en 1922. En 1929 colgó sus obras en una muestra individual en la galería Bernheim Jeune, una de las punteras de París. La crítica la etiquetó como «una nueva Marie Laurencin, rusa». En la ciudad condal tenía una buena amiga Laura Albéniz, pintora e ilustradora, en cuya casa se celebraban habitualmente tertulias donde asistían intelectuales y artistas de la época.

A partir de los años 1930, Sacharoff dejó atrás sus audacias más vanguardistas y se sumergió en un gusto naif que dejó atrás las influencias de Henri Rousseau. Su estilo adoptó rasgos líricos y amables, y se puso al servicio de una visión idealizada de Cataluña: paisajes, costumbres, tipos populares. En general, predominaban las composiciones con múltiples personajes, servidas con trazos esquemáticos y vivo colorido. El Museo Nacional Reina Sofía de Madrid posee una pintura de gran formato correspondiente a esta etapa.

En ese momento, Olga y Otto vivieron una crisis de pareja y se separaron. Ella entró en una depresión y dejó de pintar durante cinco años. Reapareció en 1934, con una exposición en las Galerías Layetanas de Barcelona y al año siguiente en el Salón Montjuic, donde fue nombrada «Miembro societario».

La Colla (1945)

Colección Museu Nacional d´art de Catalunya

Al estallar la guerra civil española en 1936, Olga se trasladó a París y se reencontró con Otto Lloyd y se reconciliaron. Acabada la guerra, regresaron a Barcelona y su casa se convirtió en sede de una animada tertulia, de la que queda como testimonio un cuadro “La Colla” con 41 personajes.

Su producción a partir de 1940 se volvió más decorativa y repetitiva, en respuesta a la demanda y para integrarse en el circuito de galerías más comerciales, en unos años de posguerra poco propicios a audacias vanguardistas.

Olga Sacharoff murió en 1967, en el barrio barcelonés del Putxet.

https://es.wikipedia.org/wiki/Olga_Sacharoff