Nacida en Betanzos (A Coruña) en 1872, se trasladó con su familia a Santiago de Compostela siendo muy joven y pronto se identifica con esta ciudad en la que residió hasta su muerte.

Su formación académica-artística transcurrió en la Escuela de la Real Sociedad de Amigos del País de Santiago de Compostela. Posteriormente en este centro, ejerció la docencia como profesora de dibujo y pintura, lo que le sirvió para obtener la Medalla de Alfonso X El Sabio.

Utilizó esquemas compositivos propios del Impresionismo y del Modernismo, con espacios fuertemente acotados, asimetrías y puntos de fuga altos y próximos al espectador, tomados de la fotografía.

Dotada de buenas aptitudes para el dibujo, obtuvo varios premios. En su etapa formativa fue galardonada cuando menos en dos ocasiones. En la Exposición Regional de Lugo de 1896, mostró por primera vez su obra al público y obtuvo un diploma de colaboración. Más adelante, en 1906, obtuvo con su lienzo “La clase de pintura”, una mención Honorífica en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid, una obra de género claramente femenino, En 1909 le fue concedida la Medalla de oro en la Exposición Regional de Santiago de Compostela y recibió también la Medalla de Alfonso X el Sabio en reconocimiento por su labor docente.

La clase de pintura (1906)

En su obra, Elvira mostró un sentido de percepción y de espacio muy avanzado, utiliza el dibujo como base de la obra y el escaso uso de colores, se ciñe a los grises, sepias y grisallas. En su segunda etapa la obra de Elvira Santiso se hace más luminosa a través de la introducción de focos de luz que proceden de lares o de brillos en adornos metálicos, ganando en la riqueza cromática.

Muchos historiadores coinciden en que su obra maestra es “La cena del campanero”, una escena de costumbres nocturna, con un cierto luminismo sorollesco, e inspirada en la obra Los jugadores de cartas de Gerrit Van Honthorst, conocido con el nombre de Gerardo della Notte. Elvira Santiso conocía esta obra porque el Museo del Prado la tenía prestada en depósito a la Sociedad Económica de Amigos del País de Santiago de Compostela. Estas características determinarán su obra posterior, que seguirá por el camino del costumbrismo.<cite>La cena del Campanero</cite>

En cuanto a los temas, Elvira Santiso se aleja de las típicas escenas de flores y paisajes propios da pintura femenina impuesta a las mujeres por la cultura oficial de aquel tiempo. Su pintura es figurativa y además de los retratos, como ya se ha comentado anteriormente, cultivó el género costumbrista.

La cena del campanero (1922-1923)

Como maestra fue muy buena comunicadora. Transmitía emoción, alentaba al alumnado y empleaba métodos con importantes dosis de motivación artística.

A pesar de su currículum y de su alta calidad artística, Elvira Santiso, como muchas otras magníficas pintoras, no consiguió en la historia del arte el reconocimento del que es merecedora. La crítica y la intelectualidad artística de su época, profundamente sexista, reservaba los atributos de fama y gloria a los varones dejando invisibilizada la obra de las mujeres.

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