Nació en París en 1754, fue la hija mayor de Charles Lemoine y Marie-Anne Rousselle. De sus padres, solo sabemos que eran burgueses de París. Sus hermanas Marie-Denise Lemoine (conocida como Nisa Villers) y Marie-Élisabeth Lemoine (más tarde Gabiou) también fueron pintoras.
Autorretrato (detalle) (s/f)
Colección particular
A diferencia de sus hermanas, Marie-Victoire nunca se casó y, aunque vivio con miembros de su familia, se mantuvo económicamente a través de su trabajo. En 1779, residió en la casa familiar y luego vivió con su hermana Marie-Élisabeth, permaneciendo en ella incluso después de su muerte.
Atelier de la pintora (1796)
Existe poca información sobre su formación artística. Probablemente estudió con el académico François Ménageot, a principios de la década de 1770, cuando vivió y trabajó en una casa del marchante de arte J.-B. Lebrun, esposo de la pintora Élisabeth Vigée-Lebrun, cuyo estudio también estaba en la misma casa. Una asociación con Vigée-Lebrun explicaría una de las pinturas más famosas de Lemoine “Taller de una pintora” (1796).
Esta pintura se considera generalmente como un homenaje a Vigée-Lebrun, la pintora de Lemoine con la el camisón emblemático. La imagen parece indicar un contacto directo, incluso de colaboración, entre las dos mujeres y que ambas trabajaran en el mismo estudio. Aparte de esa relación, la vida de Lemoine no es muy conocida, quizás podamos hacernos una idea de cómo se imaginó a sí misma como artista a través precisamente de esa pintura, en la que se representa, con sus pinceles, frente a un lienzo en el que se esboza un tema clásico, una pintora en compañía de su alumna, como la transmisión del arte de mujer a mujer.
De la lista de sus retratos se desprende que Lemoine ya había adquirido una reputación apreciable en 1779 cuando se expuso su obra por primera vez en el Salón de la Correspondance.. Entre estas obras se encuentra un retrato de la “Princesa de Lamballe”, íntima amiga de María Antonieta, que fue objeto de una muy favorable crítica en las Noticias de la República de las Letras y las Artes .
Retrato de una niña o retrato de Mademoiselle d’Holbach (1785)
Colección Museo de Arte David Owsley
Lemoine continuó pintando retratos, miniaturas y escenas de género que, a juzgar por los folletos expositivos y las obras conservadas, constituyen el grueso de su obra. Al menos una pintura sugiere que tiene la ambición de pintar temas literarios. Su “Alegoría de la pintura” muestra que también trabaja en la tradición alegórica. Por otra parte “Frascatane» escuchando a un guitarrista” (1793) demuestra su habilidad para representar figuras y vestuario rústicos.
Aunque Lemoine practicó varios géneros, la mayoría de sus obras identificadas son retratos de mujeres y niños que recuerdan el culto a la maternidad como en “Una madre y su hija” (1805).
Curiosamente seis años antes de su muerte el 2 de diciembre de 1820, aún participaba en exposiciones públicas.
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