Maria Luisa Truccato, conocida como Marisa Merz nació en Turín (Italia) en 1926. Existe poca información sobre sus primeros años o sus estudios, parece que por propia decisión de la artista, que disfrutaba de este halo de misterio. Sí consta que estudió ballet y trabajó un tiempo como modelo para el artista Felice Casorati.
Marisa Merz, está considerada como una de las principales figuras del Arte Povera, fue la primera mujer en ser protagonista, pese a que éste estaba inmerso en un ambiente machista. Marisa Merz nunca dejó de trabajar y de aportar con sus obras una mirada refrescante y necesaria en el movimiento surgido en Italia en la segunda mitad de la década de 1960.
Sus obras no tienen nombre ni fecha, ya que Marisa, quería romper con el tiempo y para realizarlas usaba materiales encontrados en su casa de Turín y alrededores. Materiales que puedan ser reciclados.
En la década de los 1950, conoció a quien sería su marido Mario Merz y con quien tuvo una hija Beatrice “Bea” Merz. La relación de la pareja de artistas, era de plena de confianza y apoyo. Tanto uno como otro buscaban y necesitaban la aprobación mutua a la hora de dar por finiquitadas sus obras. Marisa fue un gran apoyo para Mario y éste lo fue para ella. Las influencias eran innegables, pero poco les preocupaba. Trabajó incansablemente, haciendo caso omiso de cualquier comentario. Ensimismada, absorta en sus procesos y quizás un poco ermitaña, Merz siempre se mantuvo al margen de todo.
Sin título (1966)
Colección Tate Modern
Ceras, barro, hilos de cobre, agua, luces, son algunos de los elementos protagonistas en las obras de esta artista; que en los años 60, del siglo pasado, hacía gigantescos monstruos que colgaba del techo como si fueran pulpos de metal que asustaban a los niños.
Vista de la exposición «Marisa Merz: The Sky Is a Great Space»
Hammer Museum, Los Ángeles, 2017
En 1966, Marisa celebró su primera exposición individual. La muestra se ubicaba en su propia casa, en la cocina. Colocó unas estructuras de aluminio, realizadas con tijeras y grapas, en el techo de su cocina que colgaban en capas, simulando grandes escamas. La instalación se prolongaba hasta el salón y allí se expandía rodeando los muebles. Marisa tituló a estas instalaciones “Living sculptures”.
A finales de los 70 creó esculturas de cabezas hechas de arcilla sin cocer, en colaboración con Mario Merz, su marido. En el 2013 recibió el León de Oro en la Bienal de Venecia debido a su trayectoria artística.
Ha realizado numerosas exposiciones individuales y colectivas en todo el mundo, incluso recientemente. Entre 2017 y 2018 realizó una exposición itinerante inaugurada en el Museo Metropolitano de Nueva York. En 2013, la Bienal de Venecia le otorgó el León de Oro a su trayectoria.
El 19 de julio de 2019, Merz moría a los 93 años en Turín. Marisa nunca dejó de trabajar mientras estuvo viva, porque el arte y la vida, para ella, eran lo mismo.
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