Labibé Zogbé, también conocida como Bibi Zogbé, nació en 1890 en el pueblo costero Sahel Alma (Líbano). Con tan solo 16 años llego a San Juan (Argentina) para casarse con Domingo Samaja.

Conocida como Bibí, fue sin dudas una mujer de vanguardia. Su espíritu pleno de inquietudes y su original personalidad la llevaron a vivir una vida intensa y cosmopolita. Realizó numerosos viajes y vivió en varias ciudades del mundo, relacionándose con la bohemia por entonces en boga.

Al final de la Segunda Guerra Mundial, vivió en París y Dakar y desde allí fue al Líbano en 1947. Su tan esperado sueño de regresar al Líbano se hizo realidad y pronto fue reconocida como una artista exitosa y talentosa digna de ser Mención en el Benézit.

Sus orígenes están unidos al género de las naturalezas muertas o bodegones, tema autónomo que aparece en Europa a finales del siglo XVI e Europa. Pintores como Caravaggio en Italia y Jan Brueguel en Flandes representaron en sus obras motivos florales de alta calidad.

Dedicó su vida al arte y fue conocida como » la Pintora de Flores», pero esto no debe confundir respecto a los alcances de su obra. Se trata de una pintura entrelazada con el espíritu de la modernidad. Los detalles, el encaje de los follajes, ciertas texturas, generan vibraciones que son de alguna manera un reflejo o una proyección de su subjetividad.

Cerezos en flor (s/f)

Colección particular Familia Noujaim

El apelativo «La pintora das flores» le fue designado desde su primera exposición por la proliferación de ellas en sus cuadros, pero son obras que van más allá, nos invitan a saborear los deliciosos perfumes de las flores de su tierra natal, la de sus antepasados. Sus flores son el microcosmos del Líbano, el paraíso del Edén», un jardín en flor sin fin, que es el símbolo del nacimiento de la vida.

Las flores constituyen uno de los temas más amables y recurrentes de la historia de la pintura. Convertidas en una fuente inagotable de inspiración, el interés que han suscitado en los artistas de todas las épocas se ha manifestado de formas muy diversas, pero ha permanecido invariable.

Cada una de sus flores puede leerse en dos niveles de sentido: el formal, en tanto permanente búsqueda de Bibi de nuevos lenguajes; y el del mundo interior, del que la artista intenta comunicarnos ciertos atisbos, algunos de sus pasiones, descubrimientos y reflexiones.

Cardos Argentinos (s/f)

En muchas de las composiciones, la importancia concedida a las veladuras, es decir, al cuidadoso modelado mediante la superposición de capas de pintura ligeras y transparentes, consigue dotar de corporeidad a los elementos naturales, registrar las diferentes calidades de sus superficies y modular sutilmente la iluminación y el color.

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