Rose O’Neill nació en 1874 en Wilkes-Barre. Pensilvania (Estados Unidos), creció en la zona rural de Nebraska donde aprendió a dibujar, ya que formó parte de un hogar en el que se apreciaba la cultura y el arte, su padre le alentó a recitar y a asistir a representaciones teatrales.
Retrato de Rose O´Neill realizado por
Gertrude Käsebier (1907)
Alcanzó el éxito artístico por primera vez a la edad de trece años cuando ganó un premio de dibujo. Los editores estaban tan convencidos de que O’Neill había copiado que le exigieron que fuera a la oficina del periódico que convocaba el premio y dibujara presencialmente. Continuó perfeccionando su arte durante su adolescencia, mientras varios periódicos de la región publicaron sus ilustraciones.
Con diecinueve años O’Neill se instaló en un convento de Nueva York para poder ampliar su incipiente carrera profesional. En unas declaraciones O’Neill recordó que las monjas le acompañaban en las reuniones con editores de periódicos y revistas. Su trabajo pronto fue publicado en las páginas de Truth, Life, Harper’s Bazaar, Cosmopolitan, Good Housekeeping y otras revistas. Una tira cómica titulada «The Old Subscriber Calls» fue impresa en el número del 19 de septiembre de 1896 de la revista Truth y fue la primera tira cómica publicada por una mujer.
Postal Kewpie: Votos para las mujeres (1914)
El mismo año en que se publicó su primera tira cómica, se casó con Gray Latham. Aunque Latham perteneció a una familia adinerada de Virginia, su hábito de administrar el dinero que su mujer ganaba por sus publicaciones y gastarlo sin su aprobación, tuvo el previsible efecto negativo en su matrimonio y se divorciaron en 1901. Dueña de sus rentas Rose se instaló permanentemente en la mansión que se hizo construir en medio de los bosques. Un año más tarde se casó con un autor talentoso pero de personalidad melancólica, circunstancia que condicionó las relaciones matrimoniales que terminaron en 1907.
Los Kewpies fueron la creación más popular de O’Neill, que aparecieron en 1911, aunque figuras similares con rostros de querubines ya habían aparecido en algunas de sus publicaciones anteriores. Los Kewpies aparecieron en un sueño, según contó la propia Rosa y que definió como «una especie de pequeña hada redonda cuya única idea es enseñar a la gente a ser alegre y amable al mismo tiempo».
Después de que los personajes ganaron popularidad entre adultos y niños, el público mostró tal demanda que se materializaron en su versión corpórea: fueron las muñecas Kewpie, que O’Neill comenzó a producir con una fábrica en Alemania.
Durante los siguientes años se convirtió en millonaria gracias a la venta de muñecas, lo que le permitió comprar casas en Nueva York, Connecticut, Misuri e Italia. Mientras tanto, O’Neill continuó su carrera en la ilustración y también se convirtió en una artista de reconocido prestigio, además creó imágenes de anuncios para importantes empresas como Corn Flakes, Eastman Kodak o Kelloggs y se formó en escultura en el estudio de Auguste Rodin.
The Faun Instructs the Poet Upon the Pipes (1921)
De la última etapa de su producción llamaron la atención sus «Monstruos dulces», que se mostraron en varias exposiciones en París y Estados Unidos Estos dibujos son completamente diferentes a sus ilustraciones, son líneas que imitan más el golpe del cincel que el trazo de un lápiz.
A partir de 1915 se involucró en el movimiento sufragista. Formó parte las manifestaciones, dio discursos y creó carteles ilustrados para la causa. La Decimonovena Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos, que afirmaba que las mujeres tenían derecho a votar, fue aprobada por el Senado en 1919 y ratificada por los estados en 1920.
A ella se le debe también una revolución en el mundo de la moda. En 1915 Rose declaró a The New York Press
El primer paso es liberar a las mujeres del yugo de las modas modernas y del vestido moderno. ¿Cómo pueden esperar competir con los hombres cuando están encerradas a cal y canto en la ropa que se usan hoy en día
Por lo que creó una línea de túnicas amplias, que ella misma utilizó para poder trabajar.
Su popularidad fue tal que Ballard Mac Donald y James F. Hanley le dedicaron una canción, llamada «Rosa de Washington Square», fue considerada una de las mujeres más hermosas y ricas del mundo se la llamó la “reina de la bohemia» pero eso no le impidió consagrar su dinero y su talento a la causa sufragista. Rose O’Neill murió en 1944.
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