Rossana ZaeraNació en Castellón en 1959, ciudad en la que reside y trabaja. Se licenció en Filosofía por la Universidad de Valencia en 1984. Al terminar estudió Diseño Gráfico en la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Castellón, 1988. Posteriormente realizó el Master en Artes Visuales y Educación: un enfoque construccionista, en la Universitat de Girona en 2012.

La filosofía me mostró otros horizontes, me abrió los ojos y me enseño a mirar, me dio las herramientas para pensar de forma crítica y cuestionar la realidad, mi propio ser en el mundo, pero, sobre todo, me enseñó a vivir en las preguntas. La filosofía, al igual que el arte, es conocimiento, y yo siento pasión por el conocimiento. En el taller investigo, reflexiono y experimento, y en ese proceso el arte es generoso en respuestas. Se podría decir que la filosofía formula preguntas y el arte las responde.

Como artista multidisciplinar se siente cómoda en cualquier disciplina que le ofrezca las herramientas necesarias para poder materializar la historia que quiere contar. «Es la propia idea la que escoge el medio. Unas veces me sirven unas semillas arce o unos carretes de hilo, otras necesito de la pintura o del alambre, y en muchas ocasiones necesito las palabras. Me dejo guiar por esa necesidad, por la intuición».

Rossana ZaeraTodas mis obras invocan al silencio, ellas mismas son silenciosas. No gritan ni pretenden intimidar a nadie, a pesar de que el dolor es un grito profundo. Pasamos al lado, nos cruzamos con otros seres humanos, pero solo vemos su apariencia, su exterior. Para poder conocer al «otro» hay que asomarse a su interior, y ese interior es espacio infinito. Lo íntimo, lo perteneciente al ámbito privado, siempre ha
sido silenciado, y yo lo reivindico como espacio de resistencia.

La Novia de Tiempo (2015)

Su serie «Vivir»(1997), una autobiografía pintada sobre papel de periódico, marca el punto de inflexión en su trayectoria artística, a la que le seguirán muchas más. Entre ellas destacan: «Anatomía de las sombras» (2000-2013) compuesta de varias series, donde reflexiona sobre el dolor, la enfermedad, el sufrimiento y la muerte; «Humanas, demasiado humanas»(2001-2013) donde la Naturaleza se muestra como espejo de nuestras propias cicatrices, creando, a partir de ellas, una «caligrafía natural»; «La Novia de Tiempo» (2015) es un vestido nupcial hecho de esparto, cosido sobre arpillera con hilo de cáñamo. Su larga cola arrastra los objetos de toda una vida. Es una joven «novia» todavía en el altar de la existencia, a pesar de que la vida ya ha pasado por ella. La Novia de Tiempo es una metáfora sobre el paso del tiempo y la memoria, y nos interroga sobre nuestra identidad. Qué somos, quienes somos. El esparto, que una vez fue verde y fuerte, perdió el color y la tersura. Así es la historia del cuerpo, una cartografía de la espera que arrastra la memoria.

Rossana Zaera

No-nociceptores (2004-2013)

Sus dos últimos proyectos ahondan en este tema. «De Varíkino a Peredélkino»(2018-19) es un viaje físico y emocional a Moscú, en busca de su padre —que murió cuando ella tenía 12 años—, a través de la figura del Doctor Zhivago y la de su creador, el escritor Borís Pasternak. Un viaje cuántico a través del espacio y del tiempo. Y la instalación fotográfica «Ausencia se escribe como árbol»(2021), homenaje a todos los seres humanos que murieron en soledad durante la pandemia, que evoca la calle de un cementerio formado por 90 nichos en cuyas celdillas se concretan, utilizando elementos de la naturaleza, una serie de símbolos y grafías reveladoras del dolor de la pérdida y la ausencia. Cada hornacina está iluminada por una vela votiva, silenciosa y palpitante centinela de luz.

Humanas, demasiado humanas
La Novia de Tiempo
De Varíkino a Peredélkino

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@rossanazaera