Nació en 1958 en Castrop-Rauxel (Alemania) y se graduó en 1979 en la Art Academy en Kassel.
Su trabajo se caracteriza por la utilización de diferentes disciplinas artísticas para expresarse sobre temas actuales, tomando como referencia el cuerpo humano. Para ello utiliza diferentes disciplinas artísticas, que incluyen o vídeo, fotografía y otras técnicas digitales, pero sin olvidar las más tradiciones como el dibujo y la pintura, con todo ello sus obras se reflejan la preocupación sobre la identidad del ser humano en la actualidad.
Borlenz, después de filmar a sus modelos, hace una fotografía y un vídeo y por medio de aplicaciones digitales consigue ampliar las imágenes dándoles más opciones que ella sabe aprovechar al máximo. Imprime la imagen en paneles plásticos o en grandes papeles transparentes que luego interviene sobredibujando y pintando con colores acrílicos. S Con todo ello compone estructuras descompuestas de gran tamaño, que causa un contraste único entre la frialdad del soporte industrial y la calidez de la pintura.
Las figuras en la obra de Ulrike Bolenz marchan vigorosamente hacia el futuro. La artista representa a hombres, mujeres y seres híbridos desnudos en placas de plexiglás. El material, que recuerda a las pantallas de computadoras o teléfonos inteligentes, y el ruido, los píxeles y los fragmentos de los códigos de barras en sus obras de arte, se refieren a los muchos desarrollos tecnológicos que forman parte de nuestra vida actual. La simbiosis entre el hombre y la máquina es fundamental para el trabajo de Bolenz. En consecuencia, sus pinturas monumentales en movimiento que juegan con la perspectiva, se convierten en obras inquietantes de que aportan una expresividad muy original.
Cy- Princes
Bolenz trabaja sobre la pérdida de identidad, su elección de colgar sus obras, suspendidas en el espacio, acentúa el efecto irreal de su trabajo. Posiblemente con la intención de hacer presentes los fantasmas encarcelados en sus vidas inmateriales, parecen sombras furtivas que intentan establecer un diálogo con quienes les observan. La clonación es otro tema recurrente en su producción, la artista quiere expresar el deseo humano de perfección a través de esa ciencia, mientras que ese pensamiento ya supone la verdadera pérdida de personalidad.
Con esa técnica particular, la alemana consigue un estilo entre la tradición y el experimento, con obras que se muestran y se ocultan a la vez. Ulrike Bolenz nos ofrece fragmentos de historias, pero ella habla a medias, borrando rastros como si quisiera mantener oculto un secreto tácito. Su visual dialoga constantemente con la observación y cierra definitivamente la brecha entre la creación artística y la visión científica conceptual.
Sus obras se encuentran en varias colecciones privadas y públicas. Ha participado en varias ferias de arte europeas, como Art Elysées en París, Berliner Liste en Berlín y Zebra en Bélgica.
En el 2018 Ulrike Bolenz abrió su estudio de Marie-Duchéstraat 13 de Vilvoorde (Bélgica), porque a petición expresa de muchas de las personas que admiran su producción, quiso compartir su lugar sagrado, su espacio de trabajo, un lugar donde piensa, donde surgen ideas creativas, que luego traducen en obras. Entre la ciencia y la poesía, su obra, siempre experimental y dinámica, está en constante búsqueda de nuevas vías.
Libelle II
Ha participado en exposiciones individuales y colectivas en toda Europa y tiene una impresionante lista de trabajos públicos. Su obra se encuentra en colecciones y museos de reconocido prestigio de toda Europa.
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