Nació en Almería en 1837, perteneció a una familia de asentados comerciantes, creció en la calle Posada junto a su padre, su madre, tres hermanos y dos criadas, según el Padrón general de vecinos y almas de la ciudad de 1837.

Con poco más de veinte años, se casó con el impresor Francisco López Vizcaíno, con el que se trasladó a Jaén. Se comenta que cuando Amalia oyó hablar de un conde que había llegado a esa ciudad, que enseñaba magia con una cámara oscura, no lo dudo y se plantó en su buhardilla. El daguerrotipo estaba haciendo furor en Francia y se convirtió en la primera discípula del Conde de Lipa, un antiguo capitán del ejército polaco exiliado en Francia Luis Tarszenski, que se había convertido años atrás en amigo personal de Louis Daguerre, quien le introdujo en la fotoquímica y en los secretos de los posados. La alumna se entusiasmó con el secreto de las placas, la rebeldía de los baños de plata y la desesperante lentitud de las exposiciones.

En 1860 Amalia montó su propio estudio, el primer bufete fotográfico profesional que abría una mujer en España, por lo que fue la primera fotógrafa oficial, ya que lo habitual era que las esposas e hijas de los fotógrafos ayudasen en los estudios en tareas diversas, pero no que manejaran la cámara, que controlasen el revelado de placas y mucho menos que firmasen sus obras. Retrató niños vestidos como adultos y fumando, y a ancianos de cuerpo presente.

Retrato del Conde Lipa y su familia (1863)

En 1866 apareció en la prensa local un anuncio de su gabinete fotográfico. Disponía de varios tipos de cámaras capaces de hacer negativos de gran tamaño, lo que era toda una novedad en esas fechas.

Amalia no se conformó con el trabajo de fotógrafa provinciana y pudo poder recorrer el mundo documentando tipos humanos y obras de ingeniería. Prueba de esa pasión por su oficio fue su participación en el Concurso Nacional de Fotografía de 1868, celebrado en Zaragoza, en el que obtuvo una mención honorífica y en la que presentaron obras los más afamados fotógrafos nacionales de la época.

Pero lejos de progresar como fotógrafa, Amalia debió marchar en 1869 con su marido a Madrid, quien acababa de ganar la concesión del Gobierno para imprimir La Gaceta Agrícola. En la capital se perdió la pista de la fotógrafa almeriense, es el caso de tantas mujeres cuyo talento permanece oculto a día de hoy para el gran público. Desde entonces su nombre no está ligado a la autoría de ninguna fotografía, por lo parece probable que no volvió a disparar una cámara o a positivar en papel albúmina.

Niño jienense (sin fecha)

No consta fecha ni lugar, pero posiblemente debió fallecer en Madrid, ya está documentado que en dicha ciudad murió su marido en 1899.

http://almeria.fape.es/la-almeriense-amalia-lopez-cabrera-primera-mujer-fotografa-de-espana/