Barbara Hepworth nació en Yorkshire (Inglaterra) en 1903. A muy temprana edad descubrió que quería ser escultora y para su formación realiza estudios en el Royal College of Art de Londres y largas estancias en Carrara, Florencia y Roma. A principios de los años Veinte comienza a producir sus primeras obras, trabajando el mármol y la piedra con motivos figurativos, modelos clásicos en transición hacia las formas abstractas.
Prefería la talla directa a modelar, porque al vencer la resistencia del material conseguía la forma deseada. A su vez, afirmaba que la obra debía guardar armonía con el aspecto arbitrario del material original para poder devolverla a su entorno.
Hepworth trabajaba sin esbozos previos y el resultado son obras redondeadas, de superficies lisas y pulidas, donde los materiales (piedra, madera) adquieren una gran armonía y belleza, hasta el punto de parecer ser el resultado de una larga exposición a la intemperie, más que del arduo trabajo del cincel. De esa época, década de los años Treinta, datan esculturas como “Reclining Figure”, de formas biomórficas redondeadas y “Three Forms”, testimonio de su pasión por las formas múltiples (alegoría del nacimiento de sus trillizos habidos con el pintor Ben Nicholson).
‘Oval Form’ (Trezion) (1961-63)
Aberdeen Art Gallery and Museums Collections
“Creo que cada escultura debe ser tocada, es parte de la forma de hacerla y es realmente nuestra primera sensación, es el sentido del tacto, el primero que tenemos cuando nacemos. Creo que cada persona que mire una escultura debe utilizar su propio cuerpo. No puedes mirar una escultura si vas a permanecer rígido, debes caminar alrededor de ella, inclinarte sobre ella, tocarla y alejarte de ella”
A principios de los años Cuarenta instala su estudio en la bahía de Sant Ives, en Cornoualles, al suroeste de Inglaterra, su escultura evoluciona y se concentra en la contraposición entre masa y espacio. En piezas como “Wave” el hueco se vuelve cada vez más abierto y perforado, de modo que el espacio interior es tan importante como la masa que lo rodea, el espacio es tan importante como el volumen”.
La familia del hombre (1970)
Trabajaba en la búsqueda constante de formas abstractas para expresar experiencias universales, a partir de los efectos de la luz dentro de la escultura. Un ejemplo de ello, es la obra “Sea form”, metáfora de fragmento de ola agujereado por el viento y los azares caprichosos de la naturaleza. El mismo tono de esta escultura, azul verdoso, nos incita a pensar en la alquimia del mar, en la oportunidad de encontrarnos en el escenario de una playa, observando como el agua misma se expresa.
Pelagos (1960)
Colección Tate Gallery. Londres
Realiza algunas incursiones en metal que materializa a mediados de los años Cincuenta, crea formas con la ayuda de finas placas de metal y trabajará el bronce. En la siguiente década amplia el sentimiento y el contenido poético de su obra y lleva a cabo piezas geométricas de gran formato, 6 metros de altura, que obtienen un gran éxito, entre ellas “Square Forms”.
Hepworth se realizó plenamente con su obra escultórica pero también con su vida familiar, ámbitos que discurrieron íntimamente unidos. Tuvo cuatro hijos que ocuparon un lugar central, como relata en su autobiografía, “A Pictorial Autobiogrphy” publicada en 1970, donde aparecen fotografiados junto a las imágenes de sus obras, de los paisajes de Cornoualles, y de las gentes y de los lugares que le inspiraron.
Sus formas líricas y su sentimiento por el material la convirtieron en una de las escultoras más influyentes de mediados del siglo XX. La artista fue nombrada Dama de la Orden del Imperio Británico en 1965. Murió a causa de un incendio en su casa de Sant Ives, en 1975. Sus obras están presentes en los grandes museos del mundo como Tate Gallery, Nacional Gallery of Modern Art d’Edimbourg, o Art Gallery of Ontario (Canadá) entre otros.
Extractado del artículo de Canal Bedia BÁRBARA HEPWROTH. LA POÉTICA DEL ESPACIO. ABSTRACCIÓN DE LA NATURALEZA. En Blanco, Negro y Magenta – La Revista nº12
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