Susana Solano nació en el año 1946, en Barcelona, donde estudió en la Facultad de Bellas Artes entre los años 1974 y 1980, y fue en su ciudad natal donde comenzó su carrera artística, primero con la pintura y luego con la escultura.

En sus primeras obras escultóricas de los años ochenta utilizó madera mostrando una clara admiración por la obra de Brancusi. Al trabajar en en un estudio pequeño trabajó con el ensamblaje que a su vez resulta más cómodo para el proceso constructivo. Un proceso para la consecución de la totalidad como bloque, mediante soldaduras, remaches… Cerramientos sobre perímetros con varios materiales y ensamblajes. Son obras en las que el peso es perceptivo, son más ligeras de lo que aparentan. Piezas intimistas, captadas en una sola mirada. En su proceso creativo todo es paulatino como el aumento de la escala. Los dibujos le sirven como introspección, no como proyectos.

Las obras de Susana Solano forman parte de una tradición abstracta, entendida como una dirección escogida, una propuesta matizada a lo largo de los años en oscilaciones de alejamiento y proximidad a los referentes de sus obras. Algunas  obras rozan las alusiones directas a la realidad, mientras otras se encierran en una apariencia de extrema opacidad. Ella misma habla de su trabajo con cierta reserva, pues rechaza radicalmente la retórica que desdibuja la fuerza de la intención. Susana Solano escribió una pregunta para sí: «Que le pido a la escultura?» Y respondió: «Que no sea inmediata en su lectura ni en su proceso y que mantenga en mi o indescifrable (…) mi trabajo no pretende narrar». (Marta Llorente)

Posteriormente sus esculturas crecieron en dimensión y presencia. Su obra escultórica se puede describir “como una reflexión artística en torno al espacio (escultórico y vital) y a la naturaleza de los materiales que lo hienden”.

Senza Uccelli (1987)

Obtuvo reconocimiento en tres muestras: la colectiva En tres dimensiones (1984), y en las individuales de la Fundación Miró (1980) y de la galería madrileña Fernando Vijande (1986), a la que estuvo vinculada desde sus inicios. Pero su reconocimiento internacional le llegó con su participación en la Documenta de Kassel (1987) y la más importante de todas ellas fue la gran retrospectiva que el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, le dedico en 1992 en el Palacio Velázquez, con obras en las que supo conjugar las exigencias formales del Minimalismo con alusiones y temas autobiográficos y subjetivos, dando lugar a una escultura que reclama una lectura simbólica y “equívocamente monumental”, en palabras de Teresa Blanch, comisaria de la exposición.

Ha obtenido números reconocimiento, en 1988 obtuvo el Premio Nacional de Artes Plásticas, además recibió estos galardones: el Special Price otorgado por The Utsukushi-Ga-Hara Open Air Museum en Tokio (1985) y, entre otros, el Premio CEOE a las Artes (1996).

No se el teu nom (2003-2004)

Por otra parte, ha colaborado en diferentes ocasiones con arquitectos para proyectos de exterior: José Acebillo, Ignacio Linazasoro, Hans Hollein, Ignasi Sánchez Doménech, Rafael Moneo, Francisco Torres, Javier Romero, Ferran Vizoso y Guillermo Vázquez Consuegra.

En definitiva, Susana Solano es la escultora española que consiguió mayor reconocimiento internacional, afirma que en su trabajo “no es lineal y por ello le gusta tocar materiales y lenguajes muy diversos, entre los que se incluye principalmente fotografía, dibujo, vídeo y grabado”.

http://susanasolano.net/

https://ca.wikipedia.org/wiki/Susana_Solano_Rodr%C3%ADguez