Mercedes Padró y Grané nació en Barcelona en 1890. Nació en el seno de una familia acomodada y culta, con una sólida tradición artística. Su padre Ramón Padró y Pedré se desarrolló como pintor de temática histórica, llegando al cenit de su carrera profesional como pintor de cámara de Alfonso XII. Su abuelo fue el escultor Ramon Padró Pijoan y su tío Tomás, desarrolló una importante carrera profesional como ilustrador y caricaturista satírico.
Se conocen pocos datos sobre su infancia, su padre fijó su residencia en Madrid en 1875. Su formación académica estuvo guiada por su progenitor, el cual ejerció de profesor y mentor, y la dotó de los conocimientos necesarios para poder desarrollar una vida profesional dentro del campo de la pintura. Este hecho definió que Mercedes disfrutara de una independencia económica y profesional a lo largo de su vida.
Hay que considerar la situación de la mujer en el periodo histórico que se está tratando. Al inicio del siglo XX en España, la mujer tenía un acceso limitado a la formación académica y, prácticamente sólo las féminas que procedían de ambientes burgueses y aristocráticos tenían cierto acceso a la cultura. Mercedes se dedicó en exclusiva a la pintura al óleo, ofreciendo al espectador una mirada íntima, una pintura sensible, resuelta con emoción y exquisito cuidado. Su trazado es suave y sencillo, pero con suficiente fuerza para que la crítica de la época la alejara de «la sensiblería» de la que tachaban a otras pintoras.
Vista de la ciudad de Madrid (1912)
La fuente de inspiración la encontró en la naturaleza, lo que generó una obra de carácter figurativo, pero con una pincelada más suelta y libre. No estando tan sujeta a las normas como la pintura academicista.
La primera referencia de su vida pública está ligada a la Exposición de Bellas Artes que en mayo de 1912 se celebró en Madrid. Allí concurrió con dos obras: “Estudios” compuesto por un tríptico y una obra de menor tamaño titulada “Desde mi azotea”, obteniendo en este certamen la tercera medalla. En 1915 falleció su padre, con su defunción quedó vacante el puesto de profesor de dibujo, y es ella quien ocupó su lugar, en principio como profesora interina y posteriormente como funcionaria. En 1921 participó en la Exposición de la Asociación de Pintores y Escultores, junto a pintores ilustres como Mariano Benlliure, José Garnelo y Oliver Aznar. Ese mismo año, también concurre al II Salón de Otoño con dos obras: “Atardeciendo” y “Apunte”. En ese certamen expusieron 10 mujeres: Luísa Botet y Mundi, Matilde Calvo Rodero, Mª Elena Camarón, Esperanza Cañizares, Mª del Carmen Corredoira, María de los Ángeles López Roberts, Juana Maurer, A. R. Sierra y Ana de Tudela.
Desde entonces participó en muchas convocatorias, fueron años de gran actividad cultural. Su presencia en certámenes le brindaron la oportunidad de conocer y relacionarse con otros artistas.
Refugio (1926)
En 1929 fue una de las pocas pintoras que asisten a la Exposición Internacional de Barcelona que se celebró en el Palacio de Congresos. En esta muestra coincidió con otras artistas como: Teresa Condeminas, María Corredoira, Maria Muntadas Pujol, Antònia Ferreras Bertran, María Luisa Pérez Herrero, Marisa Roesset Velasco, Elena Verdes Montengro o Eva Aggerholm, entre otras. De una entrevista realizada cuando Mercedes tenía 33 años podemos saber que apostaba por el feminismo.
Probablemente en 1935 se produjo su matrimonio con el pintor Pedro Serra Farnés y un año más tarde, por causa de la guerra, se suspendió temporalmente su puesto de profesora, lo que la lleva a interponer una denuncia y obteniendo posteriormente la restitución de su puesto. En 1956 se jubiló forzosamente, tras 40 años de servicio.
Mercedes Padró y Grané falleció dos años después a los 68 años.
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