Diane Nemerov nació en 1923 en el seno de una adinerada familia judía de Nueva York. Su padre, David Nemerov, de origen polaco, construyó un próspero negocio de moda, facilitando el primer contacto directo y cercano con esta a Diane. Su hermano mayor, Howard Nemerov, se convirtió en un laureado poeta.
A los 14 años, Diane comenzó su relación con Allan Arbus, con quien se casó cumplidos los 18 años, adoptando su apellido y aprendiendo fotografía con él. En poco tiempo Diane superó a su marido en talento.
Trabajó desde los años 40, primero en fotografía de moda. Hizo fotos para Esquire, Vogue y Harper’s Bazaar, pero pronto empezó a ver en los sujetos fotografiados algo que nadie más parecía observar.
Su trabajo obtuvo atención suficiente como para recibir una beca Guggenheim en 1963, que fue renovada en 1966, pero su momento de mayor auge llegó en 1967 con su participación en la muestra New Documents.
Arbius vio la película “Freaks” de Tod Browning y su vida dio un vuelco. Decidió abandonar las bellas modelos para centrarse en esa gente fuera de lo común, que miraba directamente a su cámara. Para Arbus era fundamental que los retratados fueran conscientes de que estaban siendo observados por la cámara y en sus sesiones utilizaba modelos desnudos de los que salían sus enigmáticos retratos.
Gemelas idénticas (1967)
En los años 60 Arbius recorrió peligrosos barrios marginales de Nueva York para seleccionar a los personajes más carismáticos y aterradores, entre los que se encontraban personas afectadas por enanismo o gigantismo, freaks, tatuados, prostitutas, transexuales, gemelos… figuras que le resultaban fascinantes. Hasta el punto de que personas de apariencia normal, pasadas por el filtro de Arbus, se convertía en personajes diferentes.
Diane Arbus consiguió sacar belleza de personas que en principio estaban en las antípodas de los cánones estéticos tradicionales. Su estilo de fotografía en blanco y negro pareció retratar el alma de los fotografiados, y debe ser que toda alma es bella, porque sus fotos son belleza pura.
Diane experimentó trastornos emocionales y episodios depresivos similares a los que experimentó su madre, y quizá empeoraron debido a una hepatitis. En En 1971, mientras vivía en la Westbeth Artists Community, en Nueva York, Arbus terminó con su vida al ingerir barbitúricos y cortarse las venas. Fue hallada dos días después, tenía 48 años.
Un año más tarde, con carácter póstumo, su trabajo fue seleccionado para participar en la Bienal de Venecia, siendo esta estadounidense la primera persona fotógrafa en ser seleccionada para la prestigiosa muestra. El MoMA de Nueva York organizó su primera gran retrospectiva en 1972.
Jack Drácula en el bar (1961)
Fuera para bien o para mal, lo único que queda de Diane Arbus es su mirada dolorosamente personal sobre la humanidad y sus imperfecciones.
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