Graciela Iturbide nació en 1942 en la Ciudad de México. En 1969 ingresó en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la Universidad Autónoma de México para convertirse en directora de cine. Sin embargo, pronto fue atraída por el arte de la fotografía practicada por Manuel Álvarez Bravo, que estaba enseñando en la misma universidad y entre 1970 y 1971 trabajó como su asistente, acompañándolo en sus viajes a través de México.

A principios de los años 70, Iturbide retomó los viajes, pero entonces por toda Latinoamérica, en particular a Cuba y Panamá y en 1978 fue comisionada por el Archivo Etnográfico del Instituto Nacional Indigenista de México para documentar la población indígena del país. La artista decidió fotografiar al pueblo Seri, un grupo de pescadores nómadas que habitan en el desierto de Sonora al noroeste de México y cercano a la frontera con Arizona.

En 1979 fue invitada por el artista Francisco Toledo a fotografiar el pueblo Juchitán, el cual forma parte de la cultura zapoteca, en el sureste mexicano. La serie tuvo como resultado la publicación del libro “Juchitán de las Mujeres”.

Una de sus principales características y quizás la más importante, es la cuidada composición y la selección de los escenarios a fotografiar, en ellos demuestr su gran dominio del espacio escenográfico y de los elementos, un talento innato que ha perfeccionado toma tras toma, día tras día, mientras el tiempo fluye entre su objetivo. Fuera de las series , Graciela realiza instantáneas de la vida diaria, generalmente en blanco y negro, tomando como inspiración grandes fotógrafos como Sebastiao Salgado, Josef Koudelka, Henri Cartier-Bresson, Álvarez Bravo entre otros. 

De la serie «Juchitán de las mujeres» (1979)

Una de los temas más importantes en su objetivo es la denuncia de la causa feminista, y por ello en 1979, realizó la serie “Señora de las Iguanas”, precisamente Oaxaca es una ciudad que se caracteriza por tener un número mayor de mujeres que de hombres. A esta serie pertenece su célebre retrato de Zobeida, una vendedora en el mercado que lleva su mercancía en la cabeza como si fuera una corona. El rostro de la mujer muestra fortaleza y seriedad; la figura femenina se impone transmitiendo confianza y seguridad, por ello lo humano y lo animal parecen conjugarse para crear un ser mítico. 

“Sólo una foto, de las doce que tomé de ella me agradó, porque era la única donde las iguanas levantaron las cabezas como si estuvieran posando ante mi cámara.”

 Entre 1980 y 2000, los trabajos de Iturbide fueron adquiriendo el reconocimiento a la calidad y la sensibilidad que siempre imprime, su fama fue elevando fronteras y fue invitada a trabajar en diversos países: Cuba, Alemania Oriental, India, Madagascar, Hungría, París y los Estados Unidos, produciendo un importante número de proyectos.

 

Nuestra señora de la iguana» (1979)

Cuando el baño de la pintora más querida de México, Frida Kahlo, fue abierto en la Casa Azul después de permanecer cerrado medio siglo, Iturbide fue invitada a tomar fotografías a color para el libro El ropero de Frida. Solicitó permiso a los directivos del museo para fotografiar los objetos encontrados en el baño, que la artista interpretó a su manera. Iturbide realizó la serie sin ocultal la impresión que le produjo ser una de las primeras personas en entrar en aquel baño-santuario recién abierto.

Fue impresionante, porque abrías los cajones y estaba el polvo de Frida. Había las lavativas de peltre, retratos de Lenin, Stalin, en carteles, curiosamente ninguno de Trotski en lo que vi. Nunca tomé lo que estaba en un baúl, como cartas y otros objetos. Mis planes eran fotografiar los corsés, las muletas, los retratos de sus héroes, digamos, de las personas que ella respetaba y que eran del Partido Comunista de la Unión Soviética. Ya no me metí a hacer otras cosas, sino sólo interpretar sus objetos de dolor.

Abordó los objetos fijándose únicamente en los totalmente personales. Le llamó especialmente la atención una camisa que parecía tener sangre, pero que en realidad eran manchas de pinturas ya que Frida pintaba en el cuarto de baño y esa camisa era su bata de trabajo. En toda la serie se percibe una magia especial, posiblemente tener contacto con aquellos objetos resultó muy impactante para Graciela porque, de alguna manera, la llevaron a una conexión directa con la personalidad y el sufrimiento de Frida.

Fotografié todo lo que para mí tenía que ver con el dolor de Frida, objetos que tenía que usar para su espalda, las lavativas y una bolsa para el agua caliente para el dolor.

Iturbide ha expuesto individualmente en el Centre Pompidou (1982), en el San Francisco Museum of Modern Art (1990), en el Philadelphia Museum of Art (1997), el Paul Getty Museum (2007), la Fundación MAPFRE, Madrid (2009), el Photography Museum Winterthur (2009) y la Barbican Art Gallery (2012), entre otros.

El Baño de Frida (2007)

Graciela es un gran exponente de la fotografía mexica y ha sido premiada en múltiples ocasiones entre los que destaca el Premio Nacional de Ciencias y Artes, Ciudad de México. Además es Doctora Honoris Causa en Fotografía por el Columbia College Chicago en 2008 y también en Artes por el San Francisco Art Institute en 2009.

La artista continúa viviendo y trabajando en la Ciudad de México y según declara “la fotografía es un pretexto para conocer”, esa es su manera de estar en el mundo, su manera de ser.

http://www.gracielaiturbide.org/