Mariana de la Cueva

Mariana de la Cueva y Benavides nació en Guadix (Granada) en febrero de 1623 en el seno del matrimonio conformado por Pedro de la Cueva y Benavides y Carvajal y Juana María de Barradas Figueroa y Villarroel. Tuvieron dos hijas: Mariana y Catalina, quien posteriormente abrazaría el celibato como monja en el monasterio de las clarisas de Santiago de dicha localidad.

Lamentación sobre Cristo Muerto (1676) (detalle)

Colección Hermandad de la Caridad y Refugio. Granada

Sin embargo, aunque la vida familiar de Mariana parecía transcurrir plácidamente, hubo un suceso que marcó, Tras la muerte de su progenitor, la madre junto a sus hijas ingresó en el monasterio de Santiago de Guadix.

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Lo hizo porque Pedro de la Cueva había dejado establecido en sus últimas voluntades que, en base a las bulas que permitían el ingreso de seglares en este tipo de recintos y por el mucho “amor que tenía hacia su mujer”, debían permanecer allí hasta que sus hijas tuvieran la edad de tomar estado. No obstante, la realidad de todo el asunto era bien distinta. La noticia relativa a que la muerte de Pedro de la Cueva se había producido en circunstancias singulares había llegado a oídos de la Chancillería granadina.

San Francisco de Asís arrodillado en meditación (1664)

Colección Museo del Prado

Ésta decidió enviar al juez oidor Pedro Ordóñez de la Real para que hiciera todas las averiguaciones al respecto. Sus arduas pesquisas le llevaron hasta las autoras materiales del crimen: la madre de Mariana y su esclava Jacinta. Las dos fueron acusadas de haber envenenado al hombre mediante hechizos. Juana de Barradas fue desterrara, quedando sus hijas al cuidado de las expresadas religiosas. En 1662 ya se le declaraba viuda, lo que probablemente le permitió gozar de mayor libertad para ejercitarse en el arte de la pintura en su casa-palacio.

Cuando Mariana entró en edad casamentera, y dada su condición de primogénita, su abuelo le buscó un pretendiente acorde a su estatus. Contrajo nupcias por poderes en 1639 con el granadino Pedro de Ostos de Zayas y Torres y Torres y Arias de Mansilla. La artista iniciaba así una nueva vida en Granada, alejada de cualquier señalamiento Su marido era dueño de varias propiedades urbanas. Entre estas se encontraba la solariega casa familiar de los Ostos, hoy conocida como Palacio de los Olvidados.

Se desconoce con quien realizó su formación. No se descarta que recibiera sus primeras nociones artísticas en clausura, aunque fue en Granada donde pudo practicar la pintura plenamente. Posiblemente su juventud en el monasterio fue el condicionante para que su producción se dedicara a imágenes religiosas.

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Dentro de su producción artística la primera obra suya que hasta ahora se tiene datada es el “Cristo de la columna” (1656) que se conserva en Monasterio de Carmelitas Calzadas de Granada. La segunda sería el cuadro que en 2017 adquirió el Museo Nacional del Prado “San Francisco arrodillado en meditación” (1664?).

San Francisco de Asís (1672)

Existen seis cuadros que pintó en 1672 para la Hermandad de la Caridad y del Refugio de Granada “La lamentación sobre Cristo muerto”, “San Francisco de Asís”, “San Francisco de Paula”, “San Juan Bautista en el desierto”, “Liberación de San Pedro” y “San Jerónimo en el desierto”. También cabe destacar su labor como copista de Ribera, el Greco y Cano.

Mariana de la Cueva y Benavides falleció en 1688 en la ciudad que la había acogido.

Extractado de:

https://theconversation.com/mariana-de-la-cueva-y-benavides-la-pintora-del-barroco-con-una-historia-que-contar-200680