Nació en San Lorenzo del Escorial (Madrid) en 1928. Inició sus estudios de pintura en la Academia Peña de Madrid, al igual que otras pintoras que, en los duros años del franquismo, tuvieron restringido el acceso a la creación artística, allí conoció a Amalia Avia que se convertiría en su amiga durante toda la vida.
Fue la alumna más brillante de la Academia de Bellas Artes de San Fernando y en 1956 obtuvo una Beca para formarse en Italia del Ministerio de Cultura, viaje en el que la acompañó la Amalia Avia. Durante la década de los sesenta realizó medallas y relieves de pequeño formato que expuso tanto en España como en el extranjero y, por encargo de la Fábrica Nacional de Moneda, la serie de pintura Pueblos de España.
En 1962 se casó con el escultor Julio López Hernández, de esa unión nacieron dos hijas que se convirtieron en uno de los temas recurrentes en el trabajo artístico del matrimonio.
Después de exponer con la Galería Biosca, comenzó a trabajar como secretaría de la Galería Juana Mordó, una de las primeras salas de arte abiertas en Madrid con una línea expositiva de concepto europeo y calado internacional. Ante la necesidad de recursos económicos del matrimonio, había relegado su carrera para asegurar la trayectoria artística de su marido.
Balcón (1958)
Pero este trabajo le dio la oportunidad de ampliar su formación al entrar en contacto con los diversos artistas que allí expusieron: desde el grupo El Paso, los artistas Geométricos, el Informalismo, la Abstracción y también los pintores y escultores figurativos y realistas.
Desde entonces, su obra se desliga de los planteamientos estéticos de los realistas de su generación, para reconducir el aprendizaje de la vanguardia, especialmente el cubismo y la Escuela de París, a términos reduccionistas donde cobra especial importancia el tratamiento pictórico a base de planos intercalados y una sobria gama tonal.
Expuso en la Sala Macarrón de Madrid, en 1957, única galería privada que exponía a los artistas de su tiempo y en 1992 participaó en la muestra “Otra Realidad. Compañeros en Madrid” organizada por la Fundación Humanismo y Democracia, y Caja Madrid. Esta exposición también fue presentada por la Fundación Marcelino Botín en Santander y, en Zaragoza, en el Centro de Exposiciones y Congresos de Zaragoza gracias al banco Ibercaja.
Bodegón de las cinco (1959)
También en el Museo Thyssen en 2016 de Madrid en la relevante muestra “Realistas de Madrid”, edicada al grupo pintores y escultores realistas que han vivido y trabajado en Madrid. Un año más tarde el Museo Ramón Gaya de Murcia realizó una exposicióm en la que se reunieron, por primera vez, un gran número de sus obras, incluidas las medallas y pequeños relieves de su faceta como medallista.
En el año 2018, con motivo de la celebración de los 800 años de la Universidad de Salamanca, sus obras estuvieron presentes en la exposición colectiva “Seducidos por la realidad que presenta” en el DA2 Domus Artium de esa ciudad.
Esperanza Esparza murió en Madrid en 2011. Donde tuvo una vida noble y austera, de acuerdo a sus principios. No siempre la vida, fue fácil para ella, pero no perdió nunca su sonrisa que hizo honor a su nombre y a su carácter, decidido y pujante.
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