Nuria Güell


Nuria Güell

Nuria Güell (en primera persona desde su web)

Nací en Vidreres en 1981, un pueblo cercano a la ciudad de Girona. Y aquí sigo, es mi campamento base. No vivir en una gran capital es una decisión, política, como todas. Me licencié en Bellas Artes en la Universidad de Barcelona y seguí mis estudios en la Cátedra de Arte de Conducta de La Habana, Cuba.

A partir de ese momento he realizado exposiciones en centros de arte de varias partes del mundo y participado en numerosas bienales. También he recibido algunos premios y colaboro regularmente con centros sociales y educativos.

Consciente de que a menudo el arte se utiliza como apoyo simbólico y emocional de todo tipo de poder, intento no dar respuestas ni verdades, no concluir tesis sino mostrar los conflictos y contradicciones que se dan entre diferentes realidades. Mi práctica no es la expresión de una contemplación ni el despliegue virtuoso de una técnica, sino una práctica de confrontación, de cuestionamiento de evidencias y convenciones morales.

La banalidad del Bien

La banalidad del Bien (2021)

Esto normalmente conlleva mover piezas, comporta acción -ya sea legal o ilegal-, mover individuos –cómplices o no–, conducir trámites burocráticos, hacer también que las instituciones públicas que contratan mis servicios se muevan en una dirección no articulada previamente, que se impliquen y no se limiten a ser meros espectadores, o sea, principalmente trabajar fuera del taller y fuera de la sala de exposiciones.

Mis obras se componen de gestos y movimientos que escapan a la representación, y lo que acabo mostrando en el espacio expositivo son algunas huellas o indicios de dichos movimientos, no representaciones, no objetos autónomos; la autonomía se encuentra en el gesto. Mis proyectos se originan siempre en algún conflicto social o político por el que me siento interpelada, y el objetivo de los mismos es intentar que emerja algo de lo que no se deja ver; o sea, y simplificando, dar a percibir algo de lo real. Y para que eso sea posible, forzosamente, mi práctica y mis convicciones también tienen que ponerse en cuestión.

Una película de Dios

Una película de Dios (2018)

Mi posicionamiento frente a la práctica artística y mis convicciones se ponen en juego en cada proyecto, porque también son elementos que acaban involucrándose en la confrontación, al mismo nivel que las instituciones. Dicho de otra forma, al finalizar un proyecto casi nunca salgo indemne. Por otro lado, no puedo negar una fuerte inclinación subversiva en mi trabajo, y es que no entiendo la práctica artística como una práctica cultural sino todo lo contrario: una práctica social y políticamente necesaria en la que lo cultural y lo establecido se ponen en juego.

Como siempre me han aburrido los CV’s redactados, voy a omitir la lista. Si a alguien le interesa, la puede consultar en mi web:

www.nuriaguell.com


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