Elena Ivánovna Diákonova, nació en Kazán (Rusia) en 1894 en el seno de una familia de intelectuales. Tuvo dos hermanos mayores, Vadim y Nicolai, y una hermana pequeña, Lidia, y pasó su infancia en Moscú. Con once años perdió a su padre.

Su madre se casó en segundas nupcias con un abogado, con el que Gala mantuvo una magnífica relación y gracias al cual pudo recibir una excelente educación, fue una alumna brillante, que acabó  sus estudios en el instituto femenino M. G. Brukhonenko con una media de notable alto, por lo que un decreto del zar la facultó para trabajar como maestra de primera enseñanza y dar clases a domicilio.

En el año 1912 se le agravó una tuberculosis que venía arrastrando desde hacía tiempo y su familia decidió ingresarla en el sanatorio de Clavadel (Suiza), precisamente allí comenzó su relación con Eugène Grindel (más tarde conocido como Paul Eluard), un joven de su misma edad con el que compartía la afición a la lectura. En 1914 ambos recibieron el alta y, tras prometerse en matrimonio, Gala volvió a Rusia y Eluard partió para el frente. A su vuelta se casaron y en 1918 nació Cécile.

Eluard, comenzaba a tener reconocimiento como poeta y se cambió de apellido, se relacionó con los vanguardistas del movimiento surrealista, sobre todo con los creadores de la revista Littérature: André Breton, Philippe Soupault y Louis Aragon. Gala asistía también a algunas de sus reuniones. Entre 1922 y 1924 mantuvo una relación con Max Ernst, que la retrató en numerosos retratos. Mantuvo también amistad con los poetas René Char y, sobre todo, René Crevel.

Madonna de Port Lligat (1950)

En abril de 1929 se conocieron cuando Salvador Dalí viajó a París para la presentación de la película “Un perro andaluz”, realizada juntamente con Luis Buñuel. Ese mismo año, e invitados por Dalí, Goemans y su compañera, René Magritte y su esposa, Luis Buñuel, Paul Eluard y Gala, con la hija de ambos, Cécile, viajaron a Cadaqués para pasar una temporada. A pesar de que él era 10 años menor, ambos se enamoraron e iniciaron una polémica relación. En la autobiografía “La vida secreta de Salvador Dalí” el pintor escribió: Estaba destinada a ser mi Gradiva (este nombre proviene del título de una novela de W. Jensen, cuyo personaje principal es Sigmund Freud; Gradiva es la heroína y lleva a cabo la cura psicológica del protagonista), la que avanza, mi victoria, mi esposa. Gala ya no se separó del pintor y a partir de ese momento, su biografía va ligada a la de Dalí. Éste también solía decir que fue “la única que lo salvó de la locura y de una muerte temprana”. Más allá de su atribuida genialidad, Dalí era un hombre problemático, inseguro y desorganizado y fue Gala quien actuó como agente e intermediaria entre el genio y el mundo real.

En 1948, Dalí y Gala volvieron de Estados Unidos después de ocho años de exilio. Dalí es un artista ya reconocido en España y su padre había aceptado ya la relación de su hijo con una mujer rusa y separada. Desde entonces, la pareja residieron las primaveras y los veranos en Portlligat, y los inviernos entre Nueva York y París.

Galatea de las esferas (1952)

Diez años más tarde Dalí y Gala se casaron en el santuario de Els Àngles (San Martivell, Gerona) a pesar de ser cristiana pero no católica, sino ortodoxa. En 1968  Salvador le regaló a Gala un castillo en el pequeño pueblo de Púbol (Gerona), al que él no podía acceder sin el permiso previo y por escrito de su esposa. Fue con frecuencia el objeto del trabajo pictórico de Dalí: en su obra, Gala adoptó distintos roles, como el de virgen cristiana en la pintura “Virgen de Port Lligat” o figura mitológica en la “Leda atómica”. Las numerosas pinturas que hizo Dalí de ella muestran el profundo amor que le profesaba. Algunas de éstas son ejemplos sobresalientes de la representación de modelos femeninos de mediana edad en la pintura occidental.

Gala murió en 1982 y fue trasladada al castillo de Púbol, fue embalsamada y enterrada en una de las dos criptas preparadas para tal fin. Ambas criptas fueron deliberadamente construidas una junto a la otra para los dos cuerpos. Allí se trasladó el genio para pasar sus últimos años de vida y no separarse de su musa, deseando ocupar la cripta vacía al lado de Gala, algo que finalmente no cumplió.

El pié de Gala (1974)

Gala es conocida como compañera inseparable y «musa inspiradora» de Salvador Dalí. Encarnación del concepto de mujer surrealista, fue tachada de manipuladora por algunos de los biógrafos del pintor, mientras que otros estudios posteriores han visto en ella la “primera heroína posmoderna”, defensora silenciosa, con su vida y con sus hechos, de la igualdad para el sexo femenino.

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