Nació en 1945 en Newark apodada «la ciudad de los ladrillos» ciudad ubicada en el condado de Essex en el Estado de Nueva Jersey (Estados Unidos) mujer de gran formación académica, estudió en la Syracuse University y en la escuela de Artes Parson’s de Nueva York. Precisamente por esa gran formación Barbara Kruger obtuvo trabajo rápidamente en Condé Nast Publications, también en la revista Mademoiselle de la que fue directora de diseño antes de trasladarse a California, en 1976 se incorporó a los equipos de las revistas House and Garden y Aperture, entre otras.

El trabajo artístico que hoy conocemos de Barbara Kruger parte de la base de sus experiencias creativas en el campo del diseño y el lenguaje publicitario, interpretando de manera personal documentos fotográficos ya existentes con textos que pretenden el cuestionamiento de los valores cotidianos predeterminados en el mundo occidental. Ha diseñado cubiertas para libros de tema político, pero sus grandes motivaciones artísticas van ligadas a las cuestiones sociales. Para ello emplea el lenguaje visual de los medios de comunicación con la utilización de todo tipo de soportes, como carteles, vallas o camisetas…

Plásticamente su estilo es fácilmente reconocible por su incidencia en el color rojo que añade al blanco y al negro, y su manera de subvertir la iconografía de la sociedad de consumo usándola como vehículo de sus mensajes, con todos estos elementos propone preguntas sobre los estereotipos, las realidades políticas, la misoginia, el abuso de poder, la sexualidad y la representación de la mujer como objeto de consumo.

Your body es a bettkeground

(Tu cuerpo es un campo de batalla)

1989

Al igual que Guerrilla Girls los trabajos de Kruger tienen la peculiaridad estar pensados para vallas publicitarias y pósters de lugares públicos, incorporando así su discurso a espacios sociales inusualmente extraños para el arte, simultaneando con museos, galerías, parques, estaciones de tren, revistas y periódicos. De esta forma la artista explora la relación entre el espacio y la representación, según las palabras de la autora “ocupan ritmos subterráneos que ya organizan esos espacios y plantean preguntas sobre lo que nunca se discute” por lo que reintroduce la pluralidad dentro del espacio social y conecta directamente con el arte conceptual.

Desde fines de los setenta en los que comenzó su carrera, Kruger siguió desarrollando los trabajos fotográficos a gran escala.

Imagen de la exposición «Empatía»

en la estación Bellas Artes, en la líneas 2 y 8 del Metro de la Ciudad de México (2016)

De entre toda su producción destaca la que se ha convertido en un icono, concretamente se trata de la realizada en 1989 y que lleva el lema “Your body is a battleground” (Tu cuerpo es un campo de batalla), en ella utilizó una imagen de gran tamaño de la cara de una modelo y la dividió dos partes: en positivo y en negativo, cuestionando la cosificación de las mujeres y planteando el tema de los derechos reproductivos. A día de hoy esa imagen sigue siendo un símbolo que ha perdurado en el tiempo, Kruger dio la forma definitiva a las preocupaciones de gran parte del arte feminista de los años ochenta y noventa. Al manipular y contextualizar las imágenes, puso el foco en el papel que los medios de comunicación sitúan a las mujeres y el modo en que presentan la identidad femenina.

El activismo de Barbara es claro en la política Norteamérica y su postulado fue muy claro ante la candidatura a la presidencia de Donald Trump. Fue invitada por New York Magazine para realizar la portada de su edición dedicada a las elecciones con una obra que tanto visual, como estéticamente no se aleja de su reconocido estilo; una fotografía del futurible a la presidencia con un gesto extremadamente expresivo al que se le ha incorporado la palabra LOSER (PERDEDOR).

Portada de New York Magazine del

3 de noviembre 2016

Para el editor Adam Moss la imagen de portada podía interpretarse de tres maneras: como Trump hablando (los epítetos de una sola palabra son su especialidad), como una descripción del personaje, como una llamada al resultado final y en ese sentido, también como todos somos perdedores.

Kruger además de ser una reconocida artista y diseñadora, mantuvo paralelamente una actividad docente ya que impartió clases en diferentes instituciones de prestigio como el Instituto de Arte de California, el Instituto de Arte de Chicago y la Universidad de California, en Berkeley.

Actualmente vive y trabaja entre Nueva York y Los Ángeles.