Emilie Louise Flöge nació en 1874 en Viena. Empezó a trabajar como costurera en el taller escuela de moda de su hermana Pauline. En 1899 las hermanas ganaron un concurso de confección textil y aceptaron como pedido la realización de un vestido de tela de batista para una exposición. Dado su temperamento inquieto en 1904 Emilie creó su propio salón de moda con la ayuda de su otra hermana Helene, la tienda, que muy pronto fue conocida como Schwestern Flöge (Hermanas Flöge)  fue haciéndose con una clientela fiel al estilo que iba imponiendo.

Con mucha más rapidez de la esperada, Emilie se convirtió en una mujer de negocios relacionada con el mundo del arte y de la sociedad bohemia de la última Viena Imperial. En sus viajes aprendió y se relacionó con otros grandes nombres de la moda como Coco Chanel, Christian Dior o Rodier. Su tienda fue tomando las formas estéticas de la nueva época que anunciaba y fue amueblada al estilo art-nouveau en blanco, gris y negro, diseñada por el arquitecto Josef Hoffmann y en su puesta en marcha también colaboró  Gustav Klimt con el diseño del logotipo. Fue tal el éxito que alcanzaron que el taller llegó a tener hasta ochenta costureras en los periodos de mayor producción.

La moda imperante para las mujeres de la alta sociedad de aquellos momentos consistía en llevar pomposos polisones, de metros y metros de tela ceñidos a cinturas de avispa encorsetadas que limitaban definitivamente el moviendo de las mujeres hasta el punto de no poder saltar, correr o simplemente sentarse. Flöge adaptó, diseñó y promocionó nuevas siluetas de tejidos vaporosos, colores atrevidos y formas amplias, apostando por la renovación de la moda femenina acorde con los incipientes movimientos feministas que se estaban formando en Europa.

Durante algunos años, la tienda que abrió fue un referente que llegó a vestir a las mejores aristócratas de Viena, pero el éxito del negocio de las hermanas Flöge empezó a decaer con la llegada del Tercer Reich a Austria. Después de la anexión en 1938, muchas de sus clientas de ascendencia judía salieron de Viena por lo que el negocio comenzó a arrojar pérdidas considerables y como consecuencia no quedó otro remedio que cerrarla. Fue un duro golpe para Emilie porque aquel espacio tuvo en otro tiempo también un significado social, fue un lugar de reunión obligado de la moda de la sociedad vienesa. Pese a todo, mantuvieron semi clandestinamente durante un tiempo su trabajo desde el apartamento de la Ungargasse donde las hermanas siguieron realizando encargos puntuales.

Retrato de Emilie Flöge con vestido azul (1902)

Gustav Klimt

 

Desde muy joven Emilie mantuvo una estrecha relación de amistad con Gustav Klimt, que se había convertido en el cuñado de su hermana, y hasta la muerte del pintor estuvieron siempre junto. Ambos mantuvieron durante casi treinta años una relación que ha día de hoy sigue siendo un misterio: relación profesional, idilio, amor eterno, o simplemente amistad. De esa relación se conserva una abundante muestra de la comunicación epistolar de Klimt hacia Emilie, gracias al descubrimiento en 1983 de más de 400 postales mandadas por siempre por Gustav, en la que se pone de manifiesto que el pintor le contaba todas las vivencias de sus viajes o sus estados de salud de forma casi continua llegando a mandar a Emilie hasta tres postales en un mismo día. Lo cierto es que en ellas nunca aparecen escritos que pudieran delatar un romance entre ambos, pero sí confirman una relación profesional y que se confirma en los hechos ya que Klimt colaboró con la creación de algunos modelos para el salón siguiendo la tendencia Reformkleidung que buscaban la libertad de movimientos y en la que los dos trabajaron.

De forma oficia Emilie Flöge aparece únicamente en cuatro escasos cuadros del pintor. Uno de ellos es un retrato pintado en 1902 «Retrato de Emilie Flöge con vestido azul» que fue presentado en la Exposición del movimiento Secesionista del mismo año. En el lienzo, Emilie aparece con el citado vestido azul, adornado con elementos modernistas y sobre los fondos dorados que tanto gustaban en esos momentos, pero diversos autores aseguran que es muy posible que la modelo del cuadro más famoso de Klimt “El beso» sea también Emilie, pero llama la atención que una mujer que destacó especialmente por su independencia y arrojo se prestase a una representación tan explícita de la sumisión.

Durante los bombardeos aliados en la Viena nazi, el apartamento que había servido de vivienda y cuarte general de la tienda-taller, en la Ungargasse fue destruido por un incendio En él había una amplia colección de ropa diseñada por Emilie así como gran parte de los cuadros y objetos que había heredado de Klimt.

El Beso (1907-1905)

Gustav Klimt

Emilie Flöge nunca se casó, fue una personalidad fascinante perteneciente a la bohemia vienesa y a la sociedad de finales del siglo XIX que dedicó su vida al diseño de moda, la historia le ha hecho responsable de la nueva indumentaria revolucionaria, que vistieron  artistas como Klimt y que en su día sacudió los cimientos más conservadores del arte. Murió en su Viena natal a los 77 años.