El Khoury, Beirut (Líbano) 19 de enero de 1931-ibídem, 23 de septiembre de 2019

Huguette Caland (árabe أوغيت الخوري), nació en El Khoury, Beirut (Líbano) en 1931. Su padre fue el político Bechara El Khoury. Le interesó el arte desde los 16 años, por lo que estudió en la Universidad Americana de Beirut cumplidos los 30.
En 1970, se mudó a Paris donde residió y trabajó como artista durante 17 años. Fue una invitada habitual al Feraud studio, encontrándose con artistas como André Masson, Pierre Schaeffer y Adalberto Mecarelli. En 1979, colaboró con el diseñador Pierre Cardin, creando una línea de caftanes que se mostraron en el Espace Cardin. En 1983, conoció al escultor romaní George Apostu. Entre 1983 y 1986, trabajó creando pinturas y esculturas en Paris y Limosín.
En 1987, regresó a Los Angeles y fue pasando de un estudio a otro, hasta que en 1997 se estableció en un estudio en Venecia donde solía recibir amistades y personajes de la comunidad artística, como Ed Moses, Chris Burden, Larry Bell, Billy Al Bengston o James Hayward. En 2013 volvió a Beirut para despedirse de su esposo y finalmente permaneció ahí hasta su fallecimiento.

Bribes de corps (1973)
En su diáspora Caland entró en contacto, por ejemplo, con las tensiones políticas de Beirut, el liberalismo utópico de París y la decadencia bohemia de Venice Beach. Atender a estos contextos produce la relación dinámica que existe entre la creación artística y el paisaje global en evolución que experimentan los sujetos diaspóricos.
Su vida y obra abarcaron décadas, continentes y medios, desafiando las convenciones estéticas y sociales de su tiempo, por lo que Huguette Caland está considerada como una de las artistas más importantes del Oriente Medio contemporáneo.
En 2021, su trabajo fue incluido en la exposición Women in Abstraction en el Centro Pompidou.

Visages, (1979)
En febrero de 2025 el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía ha organizado la primera gran retrospectiva de Huguette Caland en Europa “Una vida en pocas líneas”, con cerca de 300 dibujos, pinturas, esculturas y trabajos en otros medios, además de además de ephemera documentales.
La exposición también ha destacado por los lenguajes visuales y escritos de la autora, donde cuerpos, palabras y otras formas parecen dialogar y fusionarse para formar léxicos nuevos inaccesibles al discurso común. Se enriquece la comprensión de las conocidas pinturas y dibujos eróticos de Caland; trabajos que, más allá de la toma global de conciencia sobre la sexualidad de los años 60, son un componente central de un corpus de obra más amplio dedicado a la exploración de la libertad, la conexión, la ruptura y la transformación.
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