
Clare Reilly nació en 1960 en Pāremata al norte de Wellington (Nueva Zelanda), estudió en el Queen Margaret College. Una semana después de cumplir 15 años, enfermó gravemente por una discapacidad congénita en un riñón que desconocía, sin embargo, la cirugía que le practicaron le dañó un pulmón.
Su padre, con cierta inclinación feminista, le prohibió aprender a mecanografiar para que aspirara a un mejor futuro profesional en lugar de los puestos tradicionales de las mujeres jóvenes. Su madre, feminista también tenía dos carreras: enfermería y docencia.
Estudió Derecho y Artes en la Universidad de Victoria pensando en ser abogada ambiental o urbanista, pero el arte, el dibujo y la pintura eran su pasión, junto con el ballet y la danza moderna.

Exuberance
En un principio, Clare pintaba y exponía a tiempo completo antes de verse en la necesidad de buscar trabajo a tiempo parcial. Su puesto administrativo en una tienda familiar se transformó en un puesto corporativo como subgerente, la primera mujer en el equipo directivo en su país. Se matriculó en la escuela de negocios de la Universidad de Canterbury y en el Instituto de Gestión de Nueva Zelanda.
Claire se formó como maestra de preescolar Montessori haciendo todo un malabarismo: criar a dos hijos, pintar, exponer y apoyar a sus padres ancianos, con el esfuerzo adicional de cuidar de su madre que padecía demencia.

Titipounamu in the forest
En 2008, fallecida su madre, retomó la pintura a tiempo completo, a pesar del cierre de galerías provocado por la crisis financiera mundial. En 2017 la familia se mudó a una casa con vistas a la bahía de Blueskin, desgraciadamente a su marido le diagnosticaron un tumor cerebral agresivo y falleció a los pocos meses.
Al año siguiente, hizo el Camino de Santiago por España para recaudar fondos para Leukemia & Blood Cancer New Zealand.
Max era un gran caminante y había planeado que hiciéramos el Camino; le encantaba España y había aprendido el idioma. Yo no soy muy buena para caminar, así que fue un reto para mí: tuve que esforzarme al máximo y sufrí. Pero me brindó la sanación espiritual que necesitaba.
En su comunidad local, Clare se reincorporó felizmente a la pintura y a la enseñanza de la danza nia (nombre original que significaba aeróbicos sin impacto), donde actualmente vive y trabaja.
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